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Extinción de incendios en hangares. Claves para su correcto diseño.

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José Alfonso López

AERTEC / Airport Planning & Design

 

La aplicación de la norma internacional NFPA 409 en la protección contra incendios de hangares suele ser una tónica bastante habitual, no solamente en España sino a nivel internacional, dado que es la norma específica para hangares más exhaustiva que hay.

La norma establece unos criterios concretos de diseño del edificio y sus instalaciones, con diferenciaciones en función de la superficie máxima del sector de incendio y el tamaño de las aeronaves que albergue.

La protección contra incendios en hangares basada en NFPA 409 es un estándar de facto con poco margen para el proyectista, pero la correcta elección de los sistemas de extinción es la clave para un hangar seguro.

Dichos criterios de diseño no dejan margen al diseñador en su aplicación, salvo en lo relativo a las instalaciones de extinción de incendios donde se plantean tres alternativas:

  1. Sistema de diluvio agua-espuma.
  2. Rociadores automáticos con un sistema de bajo nivel de baja expansión.
  3. Rociadores automáticos con un sistema de bajo nivel de alta expansión.

A priori, la elección de uno u otro sistema puede parecer un tema menor, pero nada más lejos.

El sistema de diluvio agua-espuma, especialmente si la superficie alar de las aeronaves estacionadas no requiere de un sistema de apoyo bajo ellas (sistemas de baja o alta expansión), suele ser la opción adecuada al requerir un solo sistema y así reducir costes.

El problema surge cuando se realizan labores de mantenimiento que dejen expuestas partes de los sistemas eléctricos y electrónicos del avión. El concentrado tipo AFFF, que son los más utilizados, pueden generar daños en dichos elementos, ya que ningún prescriptor técnico de los fabricantes de dichos productos ha confirmado y validado por escrito este hecho.

Este asunto se refuerza revisando las normas particulares del Departamento de Defensa de los Estados Unidos para hangares, donde no se contempla esta opción.

Así pues, si por las labores de mantenimiento que se realicen en la aeronave queda descartado el sistema de diluvio agua-espuma, ¿cuál de los dos sistemas de bajo nivel es más adecuado? Cada sistema presenta ventajas e inconvenientes que el diseñador deberá ponderar.

En los sistemas de bajo nivel de baja expansión, la espuma es aportada o bien mediante monitores oscilantes o bien mediante boquillas de suelo.

Los primeros presentan el inconveniente de los obstáculos en el patrón de descarga, especialmente en las inmediaciones de los monitores, por lo que es muy importante concienciar a los trabajadores para no obstaculizar su funcionamiento. De cualquier modo, cuando se tienen hangares de cierto tamaño que albergan un número elevado de aeronaves pequeñas, las propias aeronaves se convierten en obstáculos, por lo que no son los equipos más adecuados. En este caso se deben utilizar las boquillas de suelo.

El inconveniente de las boquillas de suelo es su elevado coste. Son equipos patentados que suministra un solo fabricante en el mercado; además, toda la superficie del hangar debe cubrirse con una parrilla de estos elementos y debe dejar registrables los ramales para mantenimiento. Esto hace que la solera o losa (según sean las aeronaves) del hangar sea mucho más costosa, aparte de las tapas de los canales registrables. Este coste va creciendo conforme se incrementa el tamaño de las aeronaves.

Como referencia está la UFC 4-211-01N del Departamento de Defensa de los Estados Unidos, que especifica el uso de la solución formada por rociadores automáticos con un sistema de bajo nivel de baja expansión mediante boquillas de suelo, para hangares con aeronaves de pequeño tamaño.

En los sistemas de bajo nivel de alta expansión, la espuma es aportada por generadores de espuma situados a nivel del suelo en las paredes del edificio, dado que deben alimentarse de aire exterior para la generación.

El inconveniente que presenta este sistema está relacionado con la operativa del propio hangar, dado que sus puertas deben permanecer cerradas, o de lo contrario, la espuma generada sale al exterior sin cumplir su finalidad.

Una solución la constituye el cierre automático de las puertas del hangar en caso de incendio para asegurar que permanezcan cerradas mientras está activo el sistema de bajo nivel de alta expansión, por lo que se requerirá de una adecuada alimentación eléctrica de emergencia para ellas.

Como referencia está la ETL 02-15 del Departamento de Defensa de los Estados Unidos, que especifica la solución anterior para los hangares de las Fuerzas Aéreas.

Como se puede ver, la instalación de protección contra incendios más adecuada depende de cada caso concreto, por lo que el diseñador deberá valorar la solución que mejor se adapte a sus necesidades.

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