La exploración ha sido siempre una necesidad para el ser humano. Primero lo fue en nuestro propio planeta, donde se fueron descubriendo nuevos mundos y tierras que han ido aportando riqueza de conocimiento a la humanidad. El mundo se fue haciendo cada vez más pequeño hasta que hoy en día se puede afirmar que casi lo conocemos entero, al menos lo que respecta a la superficie.
Actualmente hay cinco sondas espaciales que se encuentran más allá de los límites del Sistema Solar. Son un prodigio de la ingeniería aeroespacial, tanto por su diseño como por la planificación de sus misiones.
Una vez hemos creído conocer toda la Tierra llegó el momento de dar el salto a la exploración de nuestro Sistema Solar, donde cada uno de los planetas que lo componen exigía difíciles retos a la vez que mostraba nuevas oportunidades. La exploración de nuestro entorno planetario ha aportado el conocimiento detallado de algunos fenómenos que influyen directa o indirectamente en nuestro propio planeta.
Finalmente llegó el desafío más importante, el de salir de nuestro Sistema Solar y explorar el espacio más allá del Cinturón de Kuiper. Las cinco sondas espaciales que actualmente están inmersas en esa apasionante aventura avanzan cada día miles de kilómetros alejándose de nuestro planeta. Algunas de ellas ya no volverán a conectar con nosotros, ni nos mandarán datos de lo que vean o escuchen, pero llevan un mensaje para quien tenga la oportunidad de encontrarse con ellas. Otras de las sondas siguen mandando datos y nos están permitiendo conocer un entorno que hasta ahora solamente se intuía en el contexto teórico.
Con independencia del bagaje que aporten cada una de estas naves al conocimiento humano, uno de los aspectos más sobresalientes ha sido toda la ingeniería que ha sido necesaria para superar la cantidad de retos requeridos para que lleguen a su destino por una ruta concreta localizada a distancias que escapan a nuestra lógica cotidiana.
Estas cinco sondas, Pioneer 10 y 11, Voyager 1 y 2 y New Horizons, son en su conjunto el mayor prodigio de ingeniería aeroespacial que se ha abordado en la historia. Y eso teniendo en cuenta que la primera de ellas, la Pioneer 10 se lanzó al espacio en el año 1972. Impresionante.
Imaginemos por un momento lo que supone cualquiera de esta misiones. Tras construir la nave hay que lanzarla con éxito al espacio y orientarla hacia la órbita de un planeta que, tras una maniobra de aceleración gravitatoria, la lanza en un momento concreto hacia una ruta de aproximación hacia otro planeta… y así sucesivamente. ¿Cuántos cálculos hay que hacer para prever algo así y llevarlo a cabo con éxito?
En la infografía que publicamos este mes, explicamos cómo son las cinco sondas mencionadas, el contenido de sus misiones y algunos detalles curiosos sobre cada una de ellas. Esperamos que la disfrute.
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