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Entrevista a David Riera, HEMAV

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David Riera es co-fundador y Director de Ingeniería de HEMAV.

«Mediante nuestra tecnología y conocimientos decidimos crear la fundación para poder aportar ese granito de arena y usar la tecnología (principalmente tecnología dron) para finalidades humanitarias.»

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Headxer David Riera

Usted es uno de los cinco ingenieros aeronáuticos que en 2012 decide dar el salto de la universidad al mundo empresarial creando HEMAV. ¿Qué nicho de mercado vieron en ese momento para montar una empresa de drones?

En ese momento, nuestra principal ilusión era tener la oportunidad de poder fabricar aviones, ya que notábamos que en la carrera habíamos aprendido mucha teoría, pero poca práctica. Entonces la idea para poder converger y aproximarnos a esta ilusión fue iniciarnos con la fabricación de un dron de ala fija. Este dron de ala fija tenía unas características técnicas y unas capacidades en cuanto a autonomía muy superiores a las existentes en el mercado en aquel momento, cosa que nos hizo pensar que podíamos encontrar nuestro sitio.

No obstante, solo 3 o 4 meses después de iniciar la empresa nuestra visión viró por completo y decidimos ocupar un sitio como empresa operadora y trabajar en dos ámbitos: el mundo audiovisual y el de la agricultura de precisión. Finalmente, después de más de 6 años, ya no realizamos trabajos audiovisuales, pero sí somos una de las empresas punteras en el sector de la teledetección agrícola.

 

En ese momento, además, ni siquiera existía una normativa que regulara un sector incipiente como era el de los vehículos aéreos no tripulados. ¿Cuánto ha influido la falta de regulación en vuestra actividad?

Comenzamos hace 6 años y en ese momento la regulación no estaba clara. Los que estábamos en el sector podíamos realizar operaciones y de hecho nadie aclaraba si era o no legal, ya que la normativa no era lo suficientemente específica o aclaratoria.

Ya desde el inicio apostamos por tener una regulación y cumplirla, ya que nuestra filosofía de “Safety First” no tiene sentido sin una regulación clara y adecuada al momento. Por esta razón, empezamos a colaborar en unos grupos de trabajo que coordinó AESA (Agencia Estatal de Seguridad Aérea) durante el 2013. Estos grupos tenían como principal objetivo la creación de una regulación específica de drones.

No obstante, durante el mes de abril de 2014 se emitió un comunicado desde AESA donde se aclaraba que el vuelo de drones dentro del ámbito comercial quedaba completamente prohibido. Este momento fue duro para nosotros, ya que después de un año y medio de trabajo habíamos conseguido tener los primeros contratos recurrentes que tuvimos que cancelar…

Durante esos aproximadamente tres meses sin regulación se nos complicó un poco el camino, pero con la aparición de la nueva regulación, aún con sus limitaciones evidentes, supimos encontrar el camino por donde seguir y superar esta dificultad.

  

La legislación actual establece que los drones civiles deben operar en zonas separadas de las utilizadas por la aviación convencional, al menos hasta que se pueda compartir espacio aéreo con seguridad. ¿No cree que la evolución tecnológica y la legislación deberían avanzar en este sector de manera más acompasada?

Estoy completamente de acuerdo con lo que comentas, aunque comprendo que no siempre puede ser así. Es sabido que la evolución tecnológica va por delante de la regulación, cosa que es completamente normal, ya que la legislación trata de regular las “nuevas situaciones”. Tenemos un ejemplo muy reciente con el monopatín eléctrico, que una vez aparecidos los primeros accidentes se está regulando su uso. Entonces, en un mundo tan estricto como el aeronáutico aún es más complicado.

Me gustaría destacar que la regulación actual es muy completa y entre otras cosas, permite el vuelo de drones dentro de CTR (Controlled Traffic Region) y otras zonas “ocupadas” por la aviación comercial. Creo que en este sentido AESA ha tomado la delantera a nivel mundial, ya que en muchos otros países esta posibilidad sigue siendo impensable.

Ahora nos falta uniformizar una regulación (a nivel europeo/mundial) y agilizar la petición de permisos, que actualmente se demoran mucho y en ocasiones más de seis meses.

 

La tecnología dron de HEMAV es muy reconocida a nivel mundial, principalmente en su aplicación a la agricultura de precisión. ¿Qué diferencia esta tecnología de otros drones del mercado?

Como bien comentas, HEMAV es reconocida actualmente dentro de la agricultura de precisión por la aplicación de distintas tecnologías, donde además del uso del dron destacan principalmente la inteligencia artificial (IA) y el machine learning. No obstante, los drones que ofrecemos desde HEMAV en agricultura están principalmente enfocados a la simplicidad y robustez, con un coste bajo en comparación a otras soluciones similares del mercado.

La experiencia de más de 5 años con la venta de drones para su aplicación en agricultura nos ha permitido conocer el sector y sus necesidades muy a fondo, por lo que nuestros drones y su flujo de trabajo y operación están optimizados por y para esta aplicación.

Actualmente en el mercado existen soluciones muy económicas y normalmente de muy baja fiabilidad u otras soluciones de un coste muy elevado que directamente hacen que el negocio sea insostenible. Nuestras soluciones son de un coste asumible a la vez que priorizamos la seguridad del uso y su robustez.

  

¿Se ha marcado la compañía como objetivo a corto plazo adentrarse en otros sectores del ámbito civil?

Actualmente el principal enfoque de HEMAV Technology se sitúa en tres sectores y con este nivel de relevancia: agricultura, utilities (inspección industrial) y formación. Después de muchas iteraciones y de haber trabajado en muchos otros sectores, estos han sido donde nos hemos sentido más cómodos y donde podemos aportar mayor valor al cliente. Nos ofrecen la oportunidad de usar la tecnología dron como herramienta de captación de información principal (pero no única) para nutrir nuestros algoritmos de IA y machine learning para el análisis preciso y autónomo de dicha información.

Nuestro futuro próximo no pasa por abrir más sectores a nivel general, pero sí por aumentar el número de aplicaciones en cada uno de ellos y conseguir ser cada día más líderes y especializados.

En el caso de agricultura, el principal crecimiento que vemos es en el aumento de cultivos procesables, a pesar de que una misma tecnología dron podría ser aplicable a todos ellos. No es así con el tratamiento de la información y el conocimiento agronómico. Actualmente es nuestra apuesta principal y estamos siendo pioneros en la mayoría de entregables ofrecidos al cliente.

Por lo que al mundo de las utilities se refiere, es un sector enorme. Actualmente somos expertos en la inspección de líneas eléctricas, pero ya nos estamos planteando aumentar nuestro alcance a otros campos como el fotovoltaico o la inspección de otras infraestructuras lineales.

Finalmente, en formación realizamos cursos enfocados a la obtención del título de piloto de drones, tanto la formación teórica como práctica. Además, realizamos otros cursos como el de radiofonista o el curso de producción audiovisual y televisión con dron, entre otros.

 

En 2017 crearon Hemav Foundation, institución desde la que aplican su tecnología dron de una manera más humanitaria y social en colaboración con organismos como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) o la ONG Proactiva Open Arms. ¿Qué proyectos tienen ahora mismo en marcha?

La creación de la fundación fue principalmente para dar salida a muchos proyectos de carácter solidario que HEMAV como empresa no podía asumir. Así que mediante nuestra tecnología y conocimientos decidimos crear la fundación para poder aportar ese granito de arena y usar la tecnología (principalmente tecnología dron) para finalidades humanitarias.

La fundación tiene tres proyectos de gran envergadura, apoyados por grandes organizaciones: Freeda, Drones contra el hambre y Kids.

Freeda es el proyecto que tenemos en colaboración con Proactiva Open Arms, donde el principal objetivo es colaborar en la búsqueda y detección de barcos a la deriva. Para ello, se utilizará un sistema dron con un sensor térmico, con despegue y aterrizaje desde el barco de rescate. Este dron realizará barridos de distintas zonas, con la detección autónoma de puntos calientes en caso de detectar alguna persona o grupo de personas e informar debidamente a la estación de control del barco.

Drones contra el hambre es un proyecto en colaboración con la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación) que trata de utilizar una solución basada en drones y sensores específicos para controlar y monitorizar las plagas de las langostas del desierto.

Finalmente, el otro gran proyecto principal es el de Kids, que tiene como objetivo promover las nuevas tendencias educativas STEAM (Science, Technology, Engineering, Art, Mathematics), incluyendo la tecnología dron como eje vertebrador y relacionado con el resto de las tecnologías y competencias clave en los diferentes niveles del sistema educativo. Este proyecto se realiza en colaboración con las escuelas e instituciones públicas y ya se han realizado distintas pruebas piloto exitosas.

 

 

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