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La aeronáutica y el monte Everest

 

Para desgracia de muchos que llegaron a sentirse dioses cuando sus banderas ondearon en la cima de aquel gélido gigante, parece ser que el monte Everest no es la cima más alta del mundo.

Quisiera hacerles esta anotación sobre un tema tan aparentemente banal, debido a que encierra una reflexión bastante importante para el mundo aeronáutico. Juzguen ustedes mismos sobre la profundidad del tema:

Disponer de un sistema de medida de la altitud que sea exacto y universal es un factor que afecta directamente a la navegación aérea.

No hace mucho, en los primeros días de Abril de este mismo año, un grupo de geodésicos franceses llegaron a Ecuador con intención de medir y corroborar los datos que creían tener en relación al ranquin de cimas más altas del planeta. Al sur de Quito se encuentra el volcán Chimborazo donde, con la ayuda de científicos ecuatorianos, comenzaron a realizar sus medidas. Sorpresa: el volcán se encuentra a una distancia de 6.384.416 mientras que el Everest se halla a unos 6.382.605 metros

Aquí es donde está la trampa y donde radica su importancia en relación al mundo aeronáutico pues ¿cómo medimos la altitud en los aviones?

Cuando en el colegio nos enseñaron que para medir la altura de un sitio se realizaba con respecto al nivel del mar y se utilizaba el teorema de Torricelli mediante columnas de mercurio, siempre me enfrentaba a un dilema: ¿No era esa medida tan frágil como el clima al que estuviéramos sometidos, a la marea que existiera en ese momento e incluso a la atracción de la Luna…? Pero la disyuntiva era elegir entre convencerme a mí mismo de que era así o el suspenso en la asignatura. ¡Ay!, Galileo.

Ya metido en el mundo aeronáutico, gracias a mi curiosidad y a mi carrera laboral, comencé a estudiar y comprender cómo se llegaban a salvar esas dificultades o dudas en torno al sistema de medición de altura en las aeronaves. Uno de mis maestros en este tema es un piloto de líneas comerciales (que, dicho sea de paso, superó el primer corte para ser astronauta y tengo la esperanza de poder ver su nombre algún día en alguna misión espacial) quien, ante mis dudas, llegó a comentar que era tan simple como preguntar a la torre de control qué dice el barómetro, colocar ese dato en el ordenador de a bordo y que éste comience a hacer los cálculos ya que, efectivamente, la presión atmosférica no es constante. De hecho, mencionó que se suelen pedir los datos cuando se llega al aeropuerto de destino porque esa presión varía dependiendo del  lugar del mundo en el que estés, aunque las condiciones atmosféricas sean similares.

Estas apreciaciones son importantes, pero siguen sin ser exactas: existe el problema de la gravedad. Aunque tenemos a esta magnitud como constante para cálculos básicos de física, en mayor o menor medida está demostrado que la gravedad de un punto de la tierra es diferente a otro y esto produce errores en las mediciones mediante barómetros, pues dos lugares con atracción gravitatoria diferente, tendrán diferente presión atmosférica a la misma altura. ¡Uff!, problema.

Volviendo al grupo de geodésicos franceses que viajaron a Ecuador, decidieron medir la distancia del punto más alto del volcán al centro de la tierra. La diferencia de Chimborazo en relación al Everest es de unos dos mil metros, siguiendo los criterios convencionales para medir la altitud. Pero con esta nueva referencia de medida le ha ganado la partida a la cumbre del Himalaya.

Ahora la pregunta es: Aunque los datos de medición de altitud mediante los sistemas de presión atmosférica para las aeronaves están siendo útiles y válidos, ¿debemos conformarnos con esto o deberíamos buscar un sistema más exacto y fiable?

A la hora de estudiar el funcionamiento de radares y satélites, los maestros siempre decían que existía una medición inexacta en relación a posicionamientos terrestres. En relación al GPS, llegamos a tener datos de escasos centímetros de error y nos conformamos con ello porque “es un error admisible”. En la tecnología cada vez más al día y utilizada de los UAVs, estos errores pueden ser subsanables, pero no le llegan a dar la precisión y fiabilidad necesarios para una aeronave totalmente autónoma… aún.

¿Se montaría usted en un avión autoguiado y sin piloto?

Que salte una noticia aparentemente tan irrelevante como la altura de una montaña, nos puede estar dando datos muy útiles sobre algo tan importante como es la seguridad y el avance en los sistemas de navegación aérea. Quién sabe, a lo mejor mañana aparece la noticia de una aeronave capaz de elevarse unos cientos de metros y al día siguiente resulta que hemos pisado la Luna.

 

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