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La leyenda del avión «Cuatro Vientos»

 

La historia de la aviación se ha dejado seducir con los años por la tecnología más avanzada, escáneres, radares, cámaras, sensores y demás artilugios… miles de cambios de concepto, procesos, ideas y proyectos, llevados a cabo durante años, a través de generaciones de trabajadores dedicados a la aeronáutica y de sociedades cambiantes que lo han permitido. Sin embargo, aún hoy podemos rescatar historias entrañables, aventuras y leyendas del pasado que además nos tocan de cerca. Es el caso de la historia protagonizada por el Capitán Mariano Barberán, el Teniente Joaquín Collar y el Sargento Modesto Madariaga. La leyenda del avión bautizado «Cuatro Vientos».

Lejos de las idiosincrasias propias del comercio y la competitividad empresarial que hoy en día nos rodean y, únicamente, centrándose en superar los retos que hasta entonces eran impensables, nos encontramos por ejemplo con esta historia que rescato y resumo brevemente, justo cuando todo comenzaba a desarrollarse y las metas propuestas eran “volar hasta donde nadie ha llegado”:

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Corre el año 1933 y el Capitán Mariano Barberán, piloto y navegante, Director de la Escuela de Observadores de Cuatro Vientos, comienza un estudio minucioso de la meteorología del Atlántico para localizar una ruta a seguir para volar sin escalas desde la Península Ibérica a las Antillas, cruzando el océano por su parte central.

Organiza el vuelo en dos etapas: la primera de 8095 Km. de Sevilla a La Habana (Cuba), vía Isla de Madeira y San Juan de Puerto Rico, con unos 6.000 Km. sobre el mar; la segunda etapa de 1920 Km., de La Habana a México D.F.

Barberán elige como compañero del viaje al teniente Joaquín Collar, considerado uno de los pilotos más expertos y hábiles del momento. El mecánico del avión es el sargento Modesto Madariaga, con experiencia en acciones de guerra.

El avión, bautizado «Cuatro Vientos», era un Breguet XIX TR Súper Bidón, fabricado en la factoría de Getafe (Madrid) de Construcciones Aeronáuticas S.A. con un motor Hispano Suiza, modelo 12 Nb, de 12 cilindros el V con una potencia máxima de 720 C.V. Su depósito de combustible era de 5325 litros, el techo de servicio de 6700 metros y su velocidad de crucero de 190 Km./hora.

El día 10 de junio de 1933, a las 02:00 hora local (HL) el avión es sacado del hangar y repostado con 5300 litros de gasolina y 220 litros de aceite. Abandona la costa por Sanlucar de Barrameda, en la desembocadura del Guadalquivir, siguiendo la ruta de Colón y a las 15:39 HL del día 11 de junio, tomaron tierra en el aeródromo de Camagüey (Cuba), después de 39 horas y 55 minutos de vuelo, con tan solo 100 litros de combustible en su depósito.A las 05:52 HL del día 20 de junio despegó del aeródromo de Columbia para cubrir los 1920 Km de la segunda etapa que le llevaría a la capital mexicana. La ruta prevista sólo se había definido hasta Villa Hermosa, para decidir el resto del viaje a la vista de las circunstancias meteorológicas.

A las 13:40 HL la escolta, compuesta por 21 aviones mexicanos despega para ir al encuentro del «Cuatro Vientos». Cuatro horas más tarde y entre una gran tormenta regresan sin haberle avistado. A las 20:30 HL se da la orden de búsqueda del aeroplano. Desde su desaparición, las falsas noticias, hipótesis y bulos inundaron las páginas de los periódicos. Lo único seguro es, eso sí, que Mariano Barberán, Joaquín Collar y el «Cuatro Vientos» en su último vuelo fueron directos a la leyenda. La Liga Internacional de Aviadores les concedió en 1933 el Trofeo Harmon

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La leyenda de El Cuatro vientos es una evidencia más de que muchos procesos, que seguimos llevando a cabo en nuestro día a día, nos pueden conducir al triunfalismo histórico, a romper con lo que hasta ahora era normal. Son tan importantes como conseguir entonces superar el Océano Atlántico, el reto personal de crecer en cada paso, siempre mirando al futuro.

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Fuentes: Web del Ejército del Aire. Texto (fragmento) extraído de Air & Space Power Journal 75º Aniversario del Vuelo España-Cuba-México, del Avión «Cuatro Vientos» escrito por el Coronel Antonio Rodríguez Villena, Ejército del Aire Español

 

 

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