Cuando observamos un avión sobrevolando los cielos, raramente tenemos en cuenta la compleja armonía de la química que hace posible su vuelo. La aviación es un baile entre la creatividad humana y la ciencia, y en el corazón de esta danza aérea se encuentra la química, todo en un perfecto equilibrio.
Desde la fórmula de los combustibles hasta la composición de los materiales o la seguridad de los pasajeros, la química está en la base del conocimiento que hace posible que viajemos por el aire y forma parte de las disciplinas que impulsan a la industria de la aviación hacia las alturas.
No sería entendible el transporte aéreo sin la participación de la química en multitud de aspectos que lo hacen posible: materiales, combustibles, protección, gases, etc. Entendamos porqué la ciencia de la química también es fundamental en la aviación.
Veamos algunos ejemplos de la forma en la que interaccionamos con la química cuando volamos:
Combustibles, la energía para el vuelo
Cada vez que un avión despega, el queroseno es actualmente la principal fuente de energía que propulsa las aeronaves. Esta mezcla de hidrocarburos es el alimento energético de los motores a reacción. En un viaje de 100 kilómetros, un avión comercial consume cerca de 76 litros de queroseno. La química está en el origen de una optimización en la formulación de este combustible y, por tanto, de su eficiencia. Es por ello de vital importancia ajustar la composición de esta fuente de energía para obtener un máximo rendimiento.
Los biocombustibles de aviación, un camino hacia un futuro más sostenible
El vuelo sostenible con cero emisiones netas es el horizonte hacia el cual se dirige la aviación en un compromiso colectivo que tiene como meta el año 2050. Los biocombustibles de aviación son el resultado de la química que extrae energía de fuentes renovables como aceites vegetales y grasas animales. Algunos vuelos ya han adoptado mezclas entre biocombustibles y queroseno convencional, reduciendo la huella de carbono y marcando el camino hacia un futuro más verde.
La química está en el origen del desarrollo del SAF (Sustainable Aviation Fuels), que son los distintos tipos de combustibles que precisan cumplir con ciertos criterios y consideraciones sociales, económicas y ambientales, orientados a reducir el impacto de la aviación en la atmósfera. El SAF se produce a partir de biomasa que se refina a través de un proceso llamado hidrodesoxigenación, que elimina el oxígeno, el azufre y el nitrógeno procedente de esas materias primas renovables. El SAF puede reducir las emisiones de CO2 un 80% en comparación con los combustibles fósiles.
Tanto el SAF obtenido a partir de biomasa como el biocombustible avanzado procedente de residuos están incluidos en la lista de combustibles sostenibles en la Directiva Europea de Energías Renovables. La química también está ahí.
El hidrógeno verde, una energía limpia
En la vanguardia de la innovación se encuentra el hidrógeno verde, un elemento químico que puede llegar a revolucionar la aviación. Producido mediante electrólisis del agua con energía renovable, el hidrógeno verde puede ser utilizado como combustible limpio en aviones. Este avance de la química abre las puertas a vuelos sin emisiones de carbono y marca un emocionante camino todavía incierto, pero posible.
Los nuevos materiales: ligereza y resistencia
La estructura de una aeronave es un equilibrio entre solidez y peso. Aquí es donde los polímeros reforzados con fibra de carbono entran en juego y, consecuentemente, la química. Estos materiales compuestos son excepcionalmente ligeros y resistentes. Esta combinación permite a los aviones ser más eficientes en los vuelos, lo que se traduce fundamentalmente en el consumo de combustible, reducción de emisiones a la atmósfera y, al mismo tiempo, asegurar la seguridad de los pasajeros.
Los retardantes de llama y su papel en la protección en caso de incendio
La seguridad es una prioridad en la aviación, y la química juega un papel clave en ello. Los retardantes de llama son compuestos químicos que se aplican a los materiales interiores de las aeronaves. Estos compuestos evitan la propagación rápida del fuego, protegiendo a los pasajeros en caso de un incendio inesperado. La química detrás de estos retardantes de llama es una garantía silenciosa de seguridad en el aire.
Los materiales interiores y la filtración del aire
La experiencia del pasajero no escapa a la influencia química. Los materiales interiores de las aeronaves, desde los asientos hasta los revestimientos, son seleccionados cuidadosamente para asegurar la comodidad y la seguridad. Además, la química está detrás de los sistemas de filtración del aire en cabina, garantizando un ambiente saludable y libre de contaminantes durante el vuelo.
El toque personal de la química en los vuelos
La química desempeña un papel crucial en muchos de los aspectos más insospechados de un vuelo, aunque a menudo pasan desapercibidos. Está presente en los conservantes de la comida que consumimos en el avión, las bebidas, las toallitas calientes que nos reparten antes del vuelo, los ambientadores en los aseos, el contenido de extintores o la mezcla que respiraríamos en caso de necesitar una mascarilla. La química está en todos los rincones de una aeronave.
Siguiendo con ejemplos más palpables de la presencia de la química en el avión, la podemos encontrar en el plástico del fuselaje, en la moqueta que pisamos, el forro de los asientos, el vidrio y los metales que componen las pantallas o televisores presentes en el avión. La próxima vez que cojáis vuestro móvil o el ordenador portátil comparadlos con los que hay en las aeronaves ¿Verdad que no son exactamente iguales?
En efecto, la química es una ciencia que está intrínsecamente entrelazada con nuestra vida diaria, desde la comida que disfrutamos, objetos que utilizamos hasta en sistemas más complejos como vehículos de combustión, eléctricos y, como hemos podido ver, en los aviones que tanto nos gusta ver volar en un buen atardecer de otoño. Cada vez que nos encontramos en un avión, estamos sumergidos en un mundo donde la química impulsa cada componente y cada experiencia. Desde los combustibles que lo hacen volar hasta los materiales que lo conforman y las precauciones que mantienen a los pasajeros seguros, la química es una fuerza vital detrás de la aviación.
Mientras avanzamos hacia un futuro donde los vuelos son más sostenibles y eficientes, la química seguirá llevando nuestras esperanzas y sueños por encima de las nubes, permitiéndonos explorar los cielos con seguridad y confianza.