Al igual que ocurre con todas las cosas en la vida, es importante lograr un equilibrio entre la teoría y la práctica, y el campo de la gestión de proyectos no es una excepción.
En esa zona, donde la interacción humana y la interpretación de grandes cantidades de datos y sus relaciones son fundamentales, la práctica es fundamental para el desarrollo del conocimiento, y dará lugar a mejoras. Por supuesto que hay áreas en las que aprender sobre lo que se ha hecho da resultados excepcionales. Pero practicar sin nociones mínimas de la materia en cuestión es como conducir sin conocer el código de la circulación: Se puede llegar a muchos lugares, pero sufriendo una buena cantidad de accidentes en el camino!
Cuando las cosas se hacen correctamente, la gente no lo nota. En la gestión de proyectos, se puede aplicar lo mismo.
La teoría es importante, siempre y cuando no sea vista como una receta que garantiza el éxito. La frustración de muchos profesionales de la gestión de proyectos es pensar que, dado un cierto entorno de procesos y procedimientos, la aplicación de la teoría sólo puede conducir al éxito garantizado. Aquí es donde la realidad les golpea.
La teoría sirve sobre todo para guiar la manera en que vemos las cosas, ofreciendo un contexto para pensar y resolver problemas. Recordemos que la gestión de proyectos es sobre todo un arte, no una ciencia exacta. Por mucho que se intente, no hay ecuaciones que puedan describir y predecir los acontecimientos con precisión.
Con la gran cantidad de información disponible en estos días, tales como referencias, documentos, etc. es tentador recopilar más información interesante de la que es necesaria para una buena preparación de las tareas en curso. Esto puede ser muy peligroso, ya que no importa cuanta teoría se puede llegar a recopilar, nunca va a reemplazar la experiencia práctica.
Y debido a que el mundo está lleno de información, la gente a cree que la complejidad es una necesidad. Este es otro error cuando se trata de practicar la gestión de proyectos. Todos los entornos, métodos y herramientas son en esencia tan buenos como alguien pueda ser capaz de hacerlos para conseguir un propósito concreto. Los proyectos pequeños, por su parte, no tienen las mismas «necesidades operacionales» que los de gran escala. Sin embargo, los principios son los mismos, y un jefe de proyecto con experiencia sabrá reconocerlo y se adaptará.
Quizás la pregunta más discutible es acerca de la efectividad de la gestión de proyectos. Con demasiada frecuencia vemos grandes proyectos de miles de millones con retrasos en su ejecución, problemas técnicos y sobrecostes. Entonces, ¿dónde está el beneficio de toda la dedicación intensiva de los responsables del proyecto?
La visibilidad podría ser una de las posibles respuestas. Recordamos el virus del milenio (Y2K), cuando el mundo se va a acabar, todas las máquinas iban a volver atrás en el tiempo, con el mundo cayendo en picado hacia un caos total? Eso no sucedió finalmente. Mucha gente se preguntó el por qué de todo ese esfuerzo y la causa de ese alboroto. Algunos otros, sin embargo argumentan que se trató de la gestión de riesgos en su máxima expresión. Cuando las cosas se hacen correctamente, la gente no lo nota. Y por desgracia, cuando se trata de la gestión de proyectos, se puede aplicar lo mismo.