Cada día transitan por los aeropuertos de todo el mundo millones de pasajeros. Por cualquier aeropuerto medianamente importante, transitan decenas de miles de pasajeros, pudiendo llegar hasta la centena de miles en horas punta. Y a esta realidad se le han de sumar los cientos de trabajadores que trabajan en sus instalaciones 24 horas, 7 días a la semana.
Una situación de emergencia que requiera evacuar a tantas personas, lo convierte en todo un reto desde el punto de vista arquitectónico, ingenieril y de gestión. Desde el diseño arquitectónico, pasando por los aspectos de ingeniería, los recorridos y salidas de evacuación han de cumplir con la diversa normativa que aborda estos aspectos más técnicos. Capacidades, distancias y cotas de evacuación, dimensionamiento y funcionalidad de los elementos de evacuación, suministro eléctrico de emergencia e iluminación, señalización, instalaciones de alarma, megafonía y megafonía pregrabada, puntos de concentración o encuentro exteriores, evacuación de personas con movilidad reducida, entre otros, han de ser adecuados para garantizar el éxito de la evacuación de un aeropuerto. En otras palabras, “todo ha de estar correctamente diseñado y funcionalmente correcto”.
Criterios adecuados de arquitectura, ingeniería y gestión, hacen que los planes de evacuación de los aeropuertos sean cada día más detallados y, sobre todo, eficaces.
Por norma general, dos de estos tres aspectos conviven de manera eficiente, adecuando los medios de evacuación necesarios a la capacidad de pasajeros, usuarios y trabajadores. No así el aspecto de gestión de la evacuación, cuyos tres aspectos que le dan sentido; la coordinación, la organización y el control, los convierte en los aspectos que han de gestionarse antes y durante el propio proceso de evacuación para evitar dos de los riesgos más habituales en cualquier evacuación; el efecto estampida y el efecto atrapamiento.
El efecto estampida se produce cuando las personas que inician una evacuación se dirigen de manera errática a una salida, bien porque siguen a otros, basados en la creencia inconsciente de que el otro sabe por dónde salir, o bien porque dicha salida coincide con la vía de acceso al recinto del que ahora se desea salir. Es algo muy humano y natural salir por donde hemos entrado, pero ante una situación de emergencia, puede que esa salida no sea la más adecuada.
El efecto atrapamiento se produce cuando las “supuestas” salidas de evacuación no están funcionalmente operativas, generando el atrapamiento de todos aquellos que por ahí intentan salir. El volumen de personas ahí concentradas puede llegar a ser tan elevado que el pánico colectivo crea una “masa inamovible” incapaz de dar marcha atrás. Por todo ello, gestionar correctamente una evacuación es de vital importancia para evitar estas dos situaciones de riesgos, que en ocasiones son las grandes generadoras de víctimas, aun cuando los otros dos aspectos más técnico cumplen a la perfección.
Una evacuación ha de coordinarse y organizarse antes del comienzo de la misma. Evitar el disparo de la alarma o sirena de evacuación en zonas de pública concurrencia, antes de tener la evacuación coordinada y organizada, es fundamental para gestionar correctamente la evacuación de las personas, especialmente de aquellos que no están familiarizados con las instalaciones aeroportuarias, tales como pasajeros y usuarios.
Asimismo, disponer de un Equipo de Evacuación, como Equipo de Emergencia Interno del Aeropuerto, es otro aspecto de vital importancia, siendo su cantidad y calidad dos de los factores clave para garantizar el éxito de la evacuación. Al hablar de cantidad, nos referimos a que los equipos de evacuación han de ser suficientes para dar respuesta a ese número tan elevado de pasajeros y usuarios que transitan por el aeropuerto. Estos equipos de evacuación no solo han de estar constituidos por los trabajadores del propio aeropuerto o integrados a él, como pueden ser los distintos servicios de atención al pasajero, FFCCSE, vigilantes de seguridad, agentes handling y facturación de las compañías aéreas, servicio PMR, sino también de todos aquellos trabajadores que forman parte de las empresas denominadas “arrendatarios”, cuya actividad es ofrecer servicios clasificados dentro del sector terciario.
Incluir a todos los trabajadores de dichas empresas, no es un criterio dogmático, ni un objetivo a perseguir desde el punto de vista operativo y funcional. Nace pues la pregunta, ¿dónde está el criterio de selección? El criterio de seleccionar a los trabajadores de los arrendatarios que formarán parte de los Equipo de Evacuación integrados en el Aeropuerto, estará determinado por la necesidad que le infiere el propio plan de emergencia o autoprotección del arrendatario. Es decir, dependiendo de la actividad del arrendatario, su propio plan de emergencia o autoprotección definirá la necesidad o no de tener un equipo de evacuación propio. Si es así, el equipo de evacuación del arrendatario deberá integrarse en los procesos de evacuación del aeropuerto, ya que al fin y acabo, la evacuación se realizará por las instalaciones del aeropuerto. Empresas de restauración que no sean de “solo paso”, empresas que gestionan las Salas VIP, comercios o tiendas de grandes superficies y/o que disponga de probadores, empresa que gestiona el aparcamiento, empresas de alquiler de coches, serían algunos ejemplos de empresas arrendatarias que deberían tener equipos de evacuación integrados en el proceso de evacuación del aeropuerto.
Este aspecto, al no estar desarrollado por la normativa, no estableciendo una relación entre el número de pasajeros/usuarios y el número de personas que forman parte de los equipos de evacuación, podríamos decir, sin miedo a equivocarnos, que todo arrendatario que tenga más de un trabajador por turno y que ofrezca servicios a clientes/pasajeros, debería tener un equipo de evacuación contemplado en sus planes de emergencia o autoprotección e integrado en el procedimiento de evacuación del aeropuerto.
En relación a la calidad, los equipos de evacuación, tanto propios como integrados, deben estar muy bien informados, formados y entrenados para gestionar adecuadamente los procedimientos de evacuación establecidos por el aeropuerto. Aspectos como el control del pánico colectivo, hasta la apertura manual de todo tipo de puertas que sean salidas y recorridos de evacuación, son premisas de vital importancia. Esta información y formación teórico/práctica, han de recaer directamente en el aeropuerto, familiarizando y entrenando a los equipos de evacuación mediante la realización de jornadas formativas y simulacros de evacuación, parcial o general, de la terminal. De igual manera que la industria aeronáutica exige la evacuación de aeronaves en 90 segundos, un aeropuerto debería tener una premisa de tiempo que garantice el rápido desalojo y evacuación de un área o sector de incendio en menos en 3 minutos.
Otro aspecto de la gestión, es determinar los sentidos de evacuación que se desean seguir, bien hacia la zona aire o hacia la zona tierra. Evacuar pasajeros que ya han pasado los controles de seguridad, desde el lado aire al lado tierra, es un verdadero contratiempo si la emergencia que origina la evacuación termina siendo una falsa alarma. Asimismo, reducir o eliminar todos aquellos elementos cercanos a los recorridos de evacuación, propagadores del fuego y/o generadores de humos negros y tóxicos, sería otra premisa fundamental que garantiza el éxito de la evacuación de un aeropuerto.
Por otra parte, el uso de herramientas informáticas que permitan simular distintos escenarios de evacuación, es un cometido que de otra manera sería casi inviable de realizar por el elevado número de personas requeridas en la simulación.
Por último, pero no menos importante, la evacuación de trabajadores se limita a informar a los mismos de los procedimientos de evacuación establecidos por el aeropuerto, una vez que el aviso de evacuar una zona parcial o general del aeropuerto sea comunicada. La familiarización de los trabajadores con las salidas y recorridos de evacuación, así como de los procedimientos de evacuación establecidos por el aeropuerto, es un requisito que recae directamente sobre cada uno de ellos y sus respectivas empresas, una vez que el aeropuerto les informa de los mismos.
El objetivo final de un plan de evacuación es el de salvar el mayor número posible de vidas, mediante el correcto diseño, mantenimiento y gestión de la evacuación. Afortunadamente, la inmensa mayoría de los aeropuertos de todo el mundo, cuentan con planes de evacuación adecuados y actualizados que permitan que los millones de pasajeros que circulan por ellos, puedan estar seguros de que cualquier incidencia se abordará eficazmente.