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Redes en vuelo

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Francisco García García

AERTEC / Aerospace Industry - Manufacturing Engineering

El rápido avance en la inclusión de las nuevas tecnologías y las redes de comunicación en los aviones ha dejado obsoleto el papel que juegan los monitores LCD de los asientos de las aeronaves, hasta ahora un elemento de modernidad.

Desde siempre, tener una forma de entretenimiento durante un largo vuelo es algo casi imprescindible. Con la idea de hacer más llevaderos los vuelos se incorporaron las pantallas en los asientos de los aviones más grandes o de alta gama, para que el pasajero pudiera disfrutar de películas, series o accediera a información multimedia relativa al vuelo o la nave. Pero los limites en las propias reproducciones audiovisuales y los derechos de autor, junto con el gran aumento de la tecnología de equipos personales que ofrecen la posibilidad de que cada persona realice la tarea que mejor le convenga, ya bien sea de ocio o trabajo, hacen que este tipo de pantallas sean cada vez menos utilizadas. La cantidad de medios digitales personales disponibles en las manos de cada usuario no para de crecer. Su uso creciente se justifica por la capacidad que ofrecen para poder seguir trabajando en esos pequeños tiempos de espera antes y tras los vuelos, para enviar un correo, avanzar en una presentación, terminar de redactar un informe o resolver algún problema.

Dado el estado de la tecnología, es razonable pensar que en muy poco tiempo los servicios de conectividad personal en vuelo serán casi tan amplios como si estuviéramos en tierra.

Por parte de los fabricantes y las compañías aéreas, el sistema instalado para tener en funcionamiento las pantallas ocupa espacio, el sistema de cableado es pesado y las propias pantallas pesan bastante, gastan energía y necesitan mantenimiento. Todo esto se traduce en un gasto en la fabricación, la puesta en servicio y la operación de cualquier avión, generando una situación propicia para que este tipo de medios ya hayan empezado a desaparecer.

A continuación, es necesario abordar la solución de otras cuestiones como son la conectividad masiva o las posibles relaciones efecto-causa de interferencias entre los equipos y el avión.

Las posibles interferencias siempre han sido un argumento en contra del uso de las tecnologías personales a bordo. Sin embargo, en algunos países ya se permite su uso durante todo el vuelo.

La Agencia Europea de Seguridad Aérea ya cambió su normativa y desde septiembre de 2014 se pueden utilizar aparatos móviles y portátiles en un vuelo sin necesidad de activar el “modo avión” y durante casi todo el trayecto. Este cambio puede ser restringido por cada aerolínea o incluso, puede depender de cada vuelo y de las instrucciones del capitán, dependiendo del avión. De todas formas, es un avance para el uso de dispositivos móviles durante los largos viajes de avión.

En Estados Unidos se han lanzado de lleno a este cambio en la conectividad. El ejemplo más claro es Gogo Inflight Internet, la primera compañía estadounidense en ofrecer este servicio en vuelo. Ocho compañías aéreas son parte de esta red, entre ellas las gigantes Delta Airlines y US Airways, que ofrecen esta función sólo en determinados vuelos. American Airlines, la compañía más grande del país, ha estrenado una flota de aviones que carecen de pantallas y de sistemas multimedia en sus asientos, pensando en que otra conectividad personal es posible. 

El funcionamiento de la red es semejante al de otras redes abiertas de pago por paquetes de tierra firme. El usuario se conecta al punto de acceso mediante su tarjeta de red y, al abrir su navegador, es redirigido al sitio de pago.

Sin embargo, hay dos que han ido más allá: AirTran Airways y Virgin Airways. En este último caso, ha sido una pionera en la conexión a Internet desde los aviones. A finales de 2008 ya ofreció el primer vuelo con velocidad de conexión de 1mega, servido a través de infraestructura 3G. Hoy en día sigue siendo el estándar ofrecido en todos los servicios.

Aunque esta tecnología por el momento sólo funciona en vuelos continentales. La propietaria de Gogo, Aircell, ha colocado torres de comunicación a lo largo del país norteamericano que emiten la señal a los receptores situados en los aviones: una antena GPS en la parte superior y dos ATG en la panza, de este modo se evita tener que emplear conexiones vía satélite, con un tiempo de respuesta mucho más lento. Después, la señal general es de nuevo enrutada desde el avión a los dispositivos WiFi de cada usuario.

La navegación desde estos aviones está tan normalizada que ya están prácticamente todos los servicios disponibles. Desde la consulta del correo y la visita de páginas de noticias a redes sociales, incluido YouTube. Pero hay limitaciones, como son los programas de compartir datos y de streaming, que han sido restringidos para evitar la saturación de la línea. Eso sí, se han dejado algunas excepciones comerciales. Al fin y al cabo, los aviones disponen de sus propios socios para ofrecer contenido audiovisual en vuelo.

Las tabletas y los smartphones han llegado para quedarse, y su continua conexión a Internet fuerza esta apertura de los aviones a la red. Estar conectado en la terminal es una tendencia cada vez más seguida y generalizada que queda bruscamente interrumpida al embarcar. En pleno vuelo quizá el mayor inconveniente es otro: el escaso hueco que dejan los aviones para sacar un portátil y ponerse a navegar, pero eso es otra historia. Es razonable pensar que la extensión de estos servicios por todo el mundo debería ser cuestión de tiempo, muy poco tiempo.

 

In-flight Internet Connection / Redes en vuelo

 

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