Desde los orígenes de la humanidad el hombre siempre anheló poder volar, como así lo demuestran mitos y leyendas surgidos en todas las civilizaciones. Si pensamos en los primeros hombres que volaron, casi siempre suele venir a nuestra mente los pioneros hermanos Wright. Pero no fueron ellos los primeros en volar, ni fue el avión el primer ingenio que permitió ascender a los cielos y desplazarse al ser humano, sino el globo aerostático.
El primer globo que se elevó a los cielos del que se tiene constancia fue el de los hermanos Joseph-Michel y Jacques-Etienne Montgolfier (otros dos hermanos, curiosamente) el 5 de junio de 1783. Fue en la ciudad francesa de Annonay y consiguió ascender a 2000 metros, manteniéndose por un largo tiempo en el aire. No fue, sin embargo, hasta el 15 de octubre de 1783 cuando se elevó un hombre en uno de estos ingenios, tratándose de un globo cautivo que ascendió unos 80 pies. El osado pionero en este caso fue Jean-François Pilâtre de Rozier quien posteriormente, el 21 de noviembre de ese mismo años, junto a François Laurent, Marqués de Arlandes, realizaron el primer vuelo en globo libre sobrevolando París y sus alrededores a lo largo de una distancia de 10 kilómetros y altura de unos 1000 metros.
Los hermanos Wright no fueron los primeros en volar, ni fue el avión el primer ingenio que permitió ascender a los cielos y desplazarse al ser humano. Fue el globo aerostático.
Una vez satisfecho ese anhelo de volar, el siguiente deseo del hombre fue aplicar estos nuevos inventos a la guerra, como suele pasar con cada nuevo avance a lo largo de toda la historia. En el caso de los globos, se utilizaron principalmente como instrumentos de reconocimiento y observación. Los precursores volvieron a ser de nuevo los franceses, que comenzaron a utilizarlo durante la defensa de la Revolución Francesa contra la Europa coaligada.
Las primeras acciones de las que se tienen constancia del uso para fines militares fue en los años 1793 y 1794 en los asedios de Maubeuge y Charleroi donde, a pesar de hacer un uso aun primitivo de estos globos, su presencia y utilidad consiguió afectar decisivamente a la moral de las tropas al verse descubiertas sus posiciones, movimientos y despliegues. A partir de aquí se fue extendiendo y perfeccionando su utilización por otros países como España, Italia o el Reino Unido.
A partir de 1870, las potencias europeas comienzan a crear Cuerpos de Aerostación militar, momento a partir del cual el uso de los globos de forma organizada y militarizada dejaba en gran desventaja a los países que no dispusieran de ellos.
España, como potencia del momento, también se encontraba en la vanguardia en cuanto a globos se refiere, creando en 1884 la Aeronáutica Militar española, al menos sobre el papel, ya que no fue hasta junio de 1885 cuando el Batallón de Telégrafos del Arma de Ingenieros del Ejército adquirió un primer globo para explorar sus aplicaciones en el ámbito militar. Durante los años posteriores y principalmente durante el inicio del siglo XX, se potenció y desarrollo el uso de los globos con fines militares, utilizando sus diferentes modalidades (cautivos, cometas, sonda, esféricos con válvula…), así como aumentando las dotaciones y la plantilla de personal.
Sirva como ejemplo ilustrativo sobre el uso y la importancia que iba cobrando la aerostación lo ocurrido durante la guerra de Cuba, entre España y los Estados Unidos. El 1 de julio de 1898 las tropas norteamericanas en la isla, al mando del General Shafter, atacaron las posiciones españolas, junto al río Aguadores. Las tropas españolas, al mando del General Vara de Rey, detuvieron los asaltos frontales aun siendo menos numerosas, pero mucho mejor instruidas. Ante esta situación el General Shafter decidió elevar un globo cautivo, desde el cuál los observadores se percataron de que en una zona de selva cercana había un camino que no aparecía en ninguno de los mapas y se encontraba libre de defensores. La información fue transmitida inmediatamente a través de otro nuevo invento para la guerra: el teléfono. Aunque el globo fue rápidamente abatido por los fusileros de infantería, la información ya estaba transmitida.
Las tropas norteamericanas avanzaron por el sendero recién descubierto envolviendo la posición española y acabando con ella por número. Las primeras órdenes para el reembarque de las tropas americanas ya estaban dadas cuando esta información volteó la situación en una guerra que distaba mucho de estar decantada a su favor. Más tarde el General Adolphus W. Greely, Jefe del “Signal Corps” afirmaría sobre el uso del globo y el teléfono: “Esta actuación puede haber sido un factor determinante en la captura de la Loma de San Juan”.
En 1901 el Servicio de Aerostación del Ejercito español estaba ya operativo y en 1902 el Comandante Vives, Jefe del Servicio de Aerostación, redactó las primeras instrucciones dirigidas a los oficiales encargados de dirigir ascensiones libres.
El 25 de octubre de 1902 se ensayaron dos inventos de la aerostación española: el empleo de un saco de lastres colgado del círculo de suspensión a una distancia de 15 metros; y el uso del estatóscopo (o estatoscopio), que indicaba, como un variómetro (indicador de velocidad vertical), no solo el sentido del movimiento vertical del globo sino también la velocidad de ascenso o descenso, lo que permitida graduar con mayor exactitud la cantidad de lastre que era necesario soltar para mantener la altitud deseada en cada momento.
También cabe destacar cómo el lanzamiento del primer globo sonda el 3 de marzo de 1903, daría nacimiento a una nueva actividad, el Servicio Meteorológico Nacional, que se desarrollaría posteriormente con gran protagonismo de la aeroestación.
La compañía de Aerostación del Ejército consiguió asimismo demostrar su utilidad bélica en 1909 en la campaña de Melilla, donde tuvo misiones importantes de observación, levantamiento topográfico y guía artillera, siendo de gran aportación al esfuerzo militar terrestre. Esta participación de una Sección de Globos en el conflicto bélico se repetiría en 1912, 1913, 1921 y 1925.
Según avanzaba el siglo XX, a la par que la aviación se desarrollaba en todo el mundo, tanto técnicamente como en número y efectivos, la aerostación iba envejeciendo por sus limitaciones operativas y su falta de evolución. En España languideció hasta desaparecer en la Guerra Civil Española de 1936, donde la aviación ya jugó un papel decisivo.
En Francia, sin embargo, no fue hasta después de la Segunda Guerra Mundial, en 1944, con la conversión de la estación de globos de Balma (Toulouse) en una reserva de la fuerza aérea, cuando desaparecieron las últimas unidades e infraestructuras militares del país que vio nacer esta nueva forma de surcar los cielos.