Desde que íbamos al colegio tenemos asumido que la distancia mínima entre dos puntos coincide con una línea recta. Si trazamos sobre un mapa del mundo la ruta entre dos aeropuertos tendremos la tentación de pensar que, en efecto, una línea recta trazada entre ambos puntos marca la ruta más corta. Sin embargo, hemos de tener presente que los mapas no dejan de ser sino representaciones gráficas de la Tierra sobre una superficie plana, con las deformaciones que ello implica. Por ello, y aunque nos sorprenda, la ruta más corta resultará ser una línea curva que se corresponde con un arco de círculo máximo. Cuanto mayor sea la diferencia de latitud entre ambos puntos, más pronunciada será la curva.
Los vuelos a través de los polos permiten el ahorro de casi cinco horas viajando entre Nueva York y Hong Kong.
Esto mismo es lo que algunas compañías aéreas pensaron a mediados del siglo XX con la mente puesta en reducir los tiempos de conexión en sus vuelos intercontinentales. Fue la compañía SAS (Scandinavian Airlines System) la que en 1952 hizo su primer vuelo con pasajeros entre Long Beach y Copenhague con sendas escalas en Edmonton y la base de Thule, en Groenlandia. El interés suscitado y, sobre todo, la evidencia del ahorro en costes y tiempo que suponía este tipo de rutas, animó a esta y otras compañías aéreas a emprender los vuelos transpolares. Los primeros vuelos regulares los realizó también la compañía SAS a partir de 1954 entre Los Ángeles y Copenhague.
El gran problema que surgió para el desarrollo comercial de estas rutas para enlazar Asia con Europa y América fueron las restricciones de los espacios aéreos de China y la extinta URSS, especialmente en el periodo de la Guerra Fría. El inadecuado sistema de control aéreo de la URSS y la dificultad para la comunicación en inglés tampoco contribuyeron en ese periodo. Además de la imposibilidad de realizar vuelos por esa zona, una consecuencia directa fue que al menos dos vuelos comerciales coreanos fueron derribados.
El desmantelamiento de la URSS y la aparición de una Rusia deseosa de recuperar su relación con el mundo, favorecieron un rápido replanteamiento del tema de los vuelos a través de las zonas árticas.
A partir de 2001 entraron en funcionamiento oficialmente, con todo lo que ello supone, cuatro rutas para los vuelos transpolares que son las que a día de hoy utilizan las compañías aéreas. En vuelos como el que enlaza Nueva York con Hong Kong puede haber un ahorro de casi cinco horas sobre la ruta convencional, lo cual no deja de ser deseable para todas las partes.
Las rutas aéreas por los polos tienen su especial idiosincrasia. La navegación, las radiaciones solares, la posibilidad de congelación del combustible, las capacidades de comunicación, la normativa de emergencia, la preparación de la tripulación, equipos a bordo o las especificaciones de las aeronaves tienen una especial trascendencia en este tipo de vuelos.
En esta infografía recogemos la información más relevante sobre las rutas aéreas transpolares, así como algunas curiosidades que seguro le sorprenderán. Disfrútela.
Fuente: Elaboración propia
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