En los últimos años se ha producido una aceleración notable en el desarrollo de los sistemas aéreos no tripulados, UAS, que ha afectado a todos los segmentos de esta novedosa industria. En realidad, se prevé un crecimiento significativo desde los utilizados para el ocio doméstico hasta los destinados a la vigilancia o la defensa nacional.
En poco tiempo tendremos cientos de sistemas aéreos no tripulados sobrevolando cada una de nuestras ciudades, siendo necesario diseñar adecuadamente los sistemas de control de tráfico para que vuelen con normalidad y seguridad.
El mercado se ha esforzado en estos años en el desarrollo de aeronaves más eficientes y con mejores prestaciones, lo cual ha ido en paralelo a una diversificación y especialización de los modelos en función del fin para el que vayan a prestar su servicio. Nada tiene que ver, como ejemplo, un dron de rotores destinado a la filmación con otro de ala fija utilizado para la observación de amplias zonas geográficas.
Dado que se trata de un sector que ha eclosionado muy recientemente, la navegación de los dispositivos no ha supuesto hasta ahora un problema serio. La legislación desarrollada en la mayoría de los países se ha centrado en determinar las capacidades de quienes operan los aparatos, a la vez que se han regulado algunos aspectos sobre los requisitos necesarios para sobrevolar algunas zonas o las restricciones que, a tal efecto, afectan a otras (aeropuertos, zonas militares, áreas protegidas, edificios oficiales, etc.).
El problema con el que previsiblemente nos vamos a encontrar en el plazo de muy pocos años va a ser la inexorable tendencia a la utilización masiva de UAS para la distribución, la mensajería o incluso el transporte de personas. Estos usos, por otra parte, se realizarán indistintamente en zonas urbanas y rurales, por lo que será necesario llegar mucho más lejos que desarrollar un mero marco legislativo. Será necesario definir, crear y poner en marcha sistemas complejos de navegación aérea para UAS.
Las dificultades no son pocas, pues será necesario armonizar criterios técnicos de navegabilidad, de entorno, administrativos y geopolíticos.
Entre los criterios técnicos de navegabilidad caben mencionar especialmente los derivados de la estructura del espacio aéreo en el que se mueven los UAS. Para empezar, hablamos de tres vectores de movimiento. El vuelo de decenas (o cientos) de aeronaves en las tres dimensiones del espacio requiere la definición exacta de las vías por las que pueden evolucionar. Asimismo, el avance de la técnica debe permitir un posicionamiento de la aeronave mucho más preciso. Todo apunta, según los desarrollos actuales, a que se requerirá la configuración de vías de circulación y nodos de intercambio de rutas. Algo parecido a las actuales rutas aéreas para aviones comerciales, pero con una mayor concentración de pasillos y con una restricción mayor en cuanto a las distancias de seguridad. Uno de los puntos críticos que ya se han identificado es el desarrollo de protocolos adecuados para la transferencia automatizada del control de la aeronave entre diferentes nodos de control.
En este punto será necesario igualmente contemplar la convivencia del actual tráfico aéreo con el emergente de los UAS.
Si abordamos los criterios relacionados con el entorno hay que considerar inexorablemente el impacto ambiental de los UAS, tanto en el entorno urbano como en el rural. Sin entrar en detalles técnicos, tomemos como ejemplo el impacto acústico que genera cualquier UAS. ¿Qué nivel sonoro supondría el paso tan solo de una decena de drones por nuestra calle? ¿Y si se trata de una granja ganadera? Obviamente, habrá que tender hacia aeronaves más silenciosas, a la vez que los criterios de navegabilidad deberán limitar expresamente las alturas y distancias en cada caso.
Entre los criterios administrativos será necesario contemplar de forma clara qué estamento tiene las competencias adecuadas para definir los detalles de la navegación aérea en cada entorno concreto. Dado que los UAS volarán mayoritariamente dentro de las ciudades, no parece lógico pensar en un organismo que se encargue de regular la navegación global, sino que será preciso, por cuestiones de lógica y de escala que sean las propias administraciones regionales o locales las que aborden la especificidad de diseño de las vías en cada caso. Todo ello, como es obvio, siguiendo unos criterios aeronáuticos compatibles con los vuelos comerciales y con parámetros consensuados interregionalmente.
Finalmente será necesario tener en cuenta también los criterios geopolíticos para adaptar en cada caso las legislaciones nacionales y las restricciones que cada estado imponga a este tipo de aeronaves y su circulación.
Ya hay varios países y organizaciones que están desarrollando soluciones para tratar de anticiparse a lo que supondrá el control de la navegación autónoma de UAS.
Uno de los que más se han anticipado a este tema ha sido la NASA, que está adaptando los conceptos ya conocidos de la navegación aérea al caso específico de los UAS. La propuesta se denominó UTM (Unmanned Aircraft System Traffic Management) y abarca los conceptos para el diseño del espacio aéreo, corredores, nodos, controles meteorológicos, etc.
Una de las premisas fundamentales que se está considerando es el hecho de que el vuelo de los RPAS será automatizado, por lo que tiene sentido que el control del tráfico aéreo también lo sea.
De igual forma, el entorno UTM requerirá del registro de cualquier aeronave que entre en el sistema, a la vez que la identificación de aquellas que no lo estén. Esto será un elemento fundamental para la seguridad en el uso de RPAS y su relación con el entorno y la población.
Otras entidades, como el caso de Vodafone o Nokia, también han detectado un nicho de negocio y están tratando de llegar a acuerdos para adaptar sus redes para el seguimiento y control de UAS.
Entidades administrativas como el Gobierno de Singapur o SESAR (Single European Sky ATM Research) tienen mesas de trabajo buscando o desarrollando soluciones reales al control de navegación de los UAS en sus áreas concretas de competencia. Por su parte, corporaciones tecnológicas como Simulyze o General Atomics también llevan años trabajando en herramientas para el control de navegación de aeronaves no tripuladas.
De lo que no cabe duda es que, a la vez que surgen estos intentos para la normalización de la navegación aérea, los UAS ya están fomentando el desarrollo de diversas actividades económicas que no deberían verse afectadas por un retraso en el desarrollo de los sistemas de navegación (a la vez que legislación) que permitan a estas aeronaves evolucionar por el aire con eficacia y seguridad.
(1) Unmanned Aircraft System