Nadie en la empresa está solo en su función. La empresa tampoco es un individuo aislado. De sus éxitos y de sus fracasos, su expansión o su retraimiento, su futuro y su pasado, participan muchos colectivos, partes interesadas, son los llamados stakeholders. La forma en que te relacionas con ellos, la convivencia entre partes, crean un ecosistema para cada empresa que le da sentido, convirtiéndola en única y diferente.
En tiempos de tormenta, como la que vivimos con el COVID-19, las prioridades cambian, así como las relaciones de confianza entre partes.
En tiempos de crisis como la que estamos viviendo con el COVID-19, la relación de la empresa con ellos y viceversa, no puede seguir las pautas ordinarias. Estamos volando en mitad de una gran tormenta, con grandes turbulencias, una tremenda incertidumbre y muy poca visibilidad, ni siquiera sabemos dónde aterrizaremos o si lograremos hacerlo. Pero no volamos solos, la misma tormenta nos envuelve a todos. Las prioridades han cambiado y las relaciones de confianza entre partes se ponen en duda. De igual modo que en situaciones de gran tensión, riesgo o pánico, descubrimos a las personas bajo una realidad desnuda de apariencias, comportándose como héroes o villanos, también en la relación de la empresa con sus grupos de interés, la relación cambia y se extrema.
Estas son mis concisas reflexiones sobre los stakeholders en los que debes centrar tu atención y que claves deberías usar en tu relación con ellos:
- Tu equipo es clave, díselo y cuídalos.
Comunícate con ellos a diario. Que sepan qué está pasando en la empresa. Si conocen los problemas, entenderán las decisiones, incluso se anticiparán a ellas. Sabrán que tienen mucho que aportar en las soluciones.
- Tus clientes son tu futuro, haz que te vean como un aliado
Están pasando su propio calvario, que vean en tu empresa un aliado que va a luchar por objetivos comunes. La relación que forjes ahora, marcará tu relación futura con ellos.
- Tus bancos son tus socios, sé transparente con ellos
No se te ocurra perder ahora la confianza que te has ganado durante años. Ellos saben a lo que te enfrentas, explícales qué necesitas sin complejos y con total honestidad. Sembrar dudas ahora es temerario.
- Tus proveedores son necesarios, respétalos
Recuerda que tú también eres proveedor de alguien. Eso ya lo dice todo. Mantén el vínculo. Busca con ellos fórmulas para adaptar su capacidad real de prestarte servicio en las circunstancias actuales. Hay más posibilidades de las que piensas, pues ellos ya están viviendo situaciones parecidas con otros clientes y llegando a acuerdos.
- Tus socios son el pilar de la empresa, compromételos aún más
Deben saber que su principal responsabilidad es salvaguardar la continuidad de la empresa. Aunque se sientan los propietarios, no pueden olvidar que la empresa es el sustento y el futuro de muchos de los anteriores grupos.
- Tu clúster empresarial, se un miembro activo
La empresa forma parte de una cadena de suministros mayor. Unas veces compites, otras te asocias. Ahora toca defender la industria de la que formas parte sin egoísmos. Compartir información, experiencias, unificar los mensajes al entorno, tomar acciones conjuntas de mayor impacto. Ahora hay que estar muy unidos para que tu región siga en el mapa del mundo, no puedes hacerlo por tu cuenta.
- La sociedad forma parte de tu destino, entra en acción y aporta
No saldrás bien de esto, si todo lo que te rodea sale perdiendo. Tu fortaleza será mayor conforme más fuerte sea tu entorno. Tu capacidad de aportar lo que sabes hacer al drama que te rodea, dará un nuevo sentido y transcendencia a tu organización sin necesidad de buscar protagonismo.
- Tu familia es incondicional, es un proyecto de vida compartido
El que te quiere, te quiere ayudar. No se trata de compartir tus problemas. Convierte tus preocupaciones en retos, en acciones, en decisiones que hay que tomar. Qué harían ellos, qué solución pensarían. Tus hijos y tu pareja agradecerán saber qué te inquieta, qué te ocupa y qué pueden hacer ellos. La empresa en la familia es un proyecto compartido.
Recuerda, ni tú ni la empresa sois individuos aislados. No tienes que ser un héroe, ni un líder carismático, la travesía de la tormenta se hace más segura si estás acompañado. Haz tu parte del trabajo, pero no olvides, ayuda a los que te rodean para que puedan hacer el suyo, entre todos será más fácil un aterrizaje seguro.
#Juntos somos más fuertes