En el año 1967 un satélite espía norteamericano tomó fotos de una enorme aeronave sobrevolando las aguas del mar Caspio. Tenía 106 metros de largo, 42 de envergadura, pesaba 544 toneladas y se desplazaba a más de 400 kilómetros por hora. No se había visto nada igual anteriormente, por lo que al salir a la luz, la prensa occidental lo apodó como el monstruo del mar Caspio. Era el KM (que en ruso significa barco de prueba) uno de los proyectos militares soviéticos más secretos.
El Ekranoplano fue un concepto de aeronave que no llegó a buen fin, pero que aportó un novedoso planteamiento aeronáutico aprovechando el efecto suelo.
El objeto que tanto alarmó a los estadounidenses fue desarrollado en una zona protegida de Rusia con la intención de mejorar las velocidades alcanzadas en la industria de la navegación, que eran relativamente bajas por la resistencia del agua. Los ingenieros rusos liderados por Rostislav Alekséyev idearon una especie de alas submarinas que colocaron en las naves de tal forma que empujaran sobre el agua a la nave cuando fuera lo suficientemente rápida. Fue un gran avance ya que con este nuevo diseño se redujo radicalmente el rozamiento que provocaba el agua. Una vez que avanza a su velocidad de crucero, la aeronave no mantiene contacto alguno con el agua, siendo capaz de volar sobre terrenos libres de obstáculos con independencia de su naturaleza (nieve, hielo, tierra), si bien precisa nuevamente del agua para reducir su velocidad y parar. Poco tiempo después las aeronaves de alta velocidad con alas submarinas estaban surcando los mares y lagos de la Unión Soviética.
Alekséyev estaba obsesionado con la velocidad, sus aeronaves eran capaces de alcanzar velocidades de 100 kilómetros por hora (55 nudos) pero para lograr velocidades superiores sabía que tenía que sacarlas fuera del agua. Así que comenzó a investigar el efecto suelo, un fenómeno aerodinámico que genera una zona de alta presión bajo las alas cuando están cerca del suelo que aumenta la sustentación. Concluyó que la altura ideal era volar en un rango entre 30 centímetros y 3 metros sobre el agua.
Aplicando dicho fenómeno podrían diseñar un vehículo anfibio para viajar sobre agua y tierra. Alekséyev consiguió convencer al gobierno ruso para que apoyara su proyecto, que buscaban un aparato que le diera a la Unión Soviética un estatus de superpotencia en el mar. Para ello la nueva nave tendría que ser grande, poderosa y capaz de alcanzar grandes velocidades. El ekranoplano, el vehículo de efecto suelo, reunía todos los requisitos.
Para su diseño, al no existir previamente este tipo de aeronaves, los ingenieros tuvieron que construir un túnel de viento especial para probar las maquetas. El siguiente paso era encontrar una localización idónea para probarlo, pero no era tarea fácil, necesitaban un lugar lejos de las ciudades y con una gran extensión de agua donde poder llevar a cabo maniobras de alta velocidad. Finalmente, la construcción del KM llevó 4 años.
Durante la guerra fría el desarrollo de un nuevo equipo militar era guardado en el más estricto secreto. De hecho, para la primera prueba llevada a cabo en el mar Caspio en 1966, el fuselaje del KM ekranoplano fue llevado en secreto al río Volga, sus alas viajaban aparte y solo se movía por la noche. Tardaron un mes en completar el transporte hasta el lugar donde debían desarrollarse las pruebas.
Irónicamente el ekranoplano permaneció siendo un misterio tan solo para los propios soviéticos. En 1967 los analistas de la Agencia de Inteligencia de Defensa de EEUU se reunieron para intentar averiguar qué se escondía en las imágenes que recibían del satélite, y llegaron a la conclusión de que aquella máquina no podría volar.
El monstruo del mar Caspio fue el prototipo de todos los ekranoplanos. La Armada Soviética veía interesantes propiedades en ellos, tales como llevar tropas y equipos a la zona de combate eludiendo campos de minas o la realización de ataques por sorpresa, ya que a esa altura era invisible para los radares.
En 1974 uno de los ekranoplanos concebido para misiones de asalto, el Orlyonok, estaba haciendo pruebas con el mar picado y una ola golpeó su fuselaje provocando daños importantes. En ese momento el diseñador Alekséyev estaba a bordo y él mismo tomó los controles guiando la aeronave a la base de forma segura. Los ingenieros tenían prohibido volar los aparatos de pruebas por el riesgo que conllevaba para sus vidas, pero Alekséyev incumplió varias veces esta medida con el objetivo de sentir de primera mano como era el manejo de su aeronave. De hecho, este accidente fue usado como excusa para despedirlo como jefe del equipo de ingenieros de diseño.
A mediados de la década de los 80 una nueva administración tomó el control del departamento de armas soviéticas y decidieron desviar los recursos del programa de los ekranoplanos a los submarinos atómicos.
Actualmente Rusia está fabricando un pequeño ekranoplano civil para transporte, el Aquaglide. Otros países como Alemania, China o Corea se han animado a fabricar aeronaves de efecto suelo, pero sus ekranoplanos no han podido llegar al nivel de fiabilidad de los modelos desarrollados por los rusos.
Estados Unidos también diseñó su propia aeronave de efecto suelo: el Boeing Pelican ULTRA (Ultra Large Transport Aircraft). Se trataba de un enorme avión de transporte que se convertiría en la mayor y más pesada aeronave jamás construida: 1270 toneladas de carga, 2 cubiertas, capacidad de transporte de 190 contenedores estándar de 20 pies o 17 tanques M1 Abrams,122 metros de longitud, 152 metros de envergadura, superficie alar de 4000 m2, alcance a baja altura 10000 millas náuticas, alcance a gran altura 6500 millas náuticas, distancia de despegue 2200 metros, altura de vuelo en modo económico de 7 a 17 metros con 10000 millas de alcance, altura de vuelo máximo 6000 metros con 6500 millas de alcance, velocidad de crucero 445 km/h y una velocidad máxima de 600 km/h.
Sin embargo, el proyecto fue cancelado debido a la tremenda inversión requerida para poder concluir el desarrollo de un producto operativo debido a la escala de la aeronave y al uso de tecnologías de alto riesgo.
En esta ocasión los rusos habían ganado la partida.