Esto es algo que no nos gusta escuchar cuando estamos sentados en un avión, listos para despegar. Significa que el espacio aéreo está saturado, que el tiempo es malo o que los procesos en tierra no funcionan correctamente.
Seguro que todos habéis volado antes. Volar es simplemente otra forma de viajar. Cuando coges el coche para ir de vacaciones, lo primero que haces es comprobar el coche e ir a la gasolinera para llenar el depósito según lo necesites.
Un estándar moderno en el intercambio electrónico de los datos de repostaje puede marcar la diferencia entre despegar a tiempo o no hacerlo.
Las aerolíneas hacen exactamente lo mismo. Con una pequeña diferencia: la gasolinera va al avión. Por lo tanto, están el piloto, el proveedor de combustible, el aeropuerto, el control de operaciones, las condiciones meteorológicas… ¡y acabamos con retraso!
Como muchos de vosotros ya habréis comprobado, el embarque y el desembarque de pasajeros lleva bastante tiempo. Este procedimiento requiere mucho tiempo y solo deja al proveedor un pequeño margen de tiempo para suministrar combustible al avión.
Hasta ahora, la mayoría de las compañías aéreas y los proveedores de combustible de todo el mundo han tenido que depender de la comunicación verbal y de un papeleo engorroso durante el proceso. Este sistema lleva tiempo, a veces es impreciso y puede provocar malentendidos. Además, requiere un proceso administrativo complejo y lento para conciliar facturas y enviarlas a la compañía petrolera correspondiente que, finalmente, enviará una factura a la compañía aérea. Con más de un millón de repostajes de combustible al año que realiza solo Lufthansa Group, podrás imaginar que hay margen de mejora. ¿Cómo podemos librarnos del papeleo?
La respuesta la tenemos justo delante de nosotros: la digitalización.
La comunidad de aerolíneas, con Lufthansa como una de las empresas líderes, ha desarrollado un estándar que permitirá que todos los interesados mencionados anteriormente se comuniquen antes, de una manera más rápida y fiable y, en definitiva, más segura. Todo ello se realiza gracias a varios métodos de comunicación usados en tierra cuando se manipula un avión.
El intercambio electrónico de los datos de repostaje ya existe en otros aeropuertos importantes de todo el mundo, pero, debido a la ausencia de un estándar, cada servicio de repostaje debía llevar esos dispositivos (portátiles, tablets, teléfonos, equipos informáticos de automóviles) para cumplir con los requisitos de las aerolíneas y de los proveedores de combustible.
Con un estándar moderno, ahora es posible proporcionar de antemano al proveedor la cantidad de combustible necesaria, enviar la hora exacta de llegada, permitirle comenzar el repostaje sin necesidad de comunicarse verbalmente con la tripulación, obtener una confirmación electrónica de la cabina y dirigirse hacia su siguiente operación sin tener que esperar a que el piloto firme. El repostaje normalmente debe realizarse cuando no haya pasajeros a bordo. Dado que el repostaje debe realizarse en un breve margen de tiempo que no supera los 15 minutos, este proceso electrónico puede marcar la diferencia entre despegar a tiempo y que el piloto diga… «esperamos un slot».