En la actualidad son miles los aviones que nos sobrevuelan permanentemente. Volar es algo habitual que forma parte de nuestras vidas y lo vemos con absoluta normalidad. Sin embargo, hace cien años era una auténtica aventura que estaba plagada de riesgos de toda índole. A los aviones pesados y poco eficientes de aquella época se sumaban las adversidades climáticas que condicionaban con relativa facilidad cualquier vuelo o la reticencia de los países a ser sobrevolados por aviones, especialmente si eran de países extranjeros.
En ese contexto surgió la figura de Pierre-Georges Latécoère, un empresario con gran iniciativa, hombre visionario, humanista y de firmes convicciones que tuvo el empeño de utilizar aquellos precarios aviones, construidos de duraluminio, madera y lona, para prestar servicio en el contexto civil. Su objetivo era unir a las personas en tres continentes, saliendo de Toulouse para llegar finalmente con pasajeros, carga y correo hasta Santiago de Chile. En efecto, cuando concibió el proyecto en 1918, era algo impensable. Los recursos técnicos, humanos y económicos necesarios para este proyecto eran enormes. Pero lo hizo.
En su primera época, en 1919, los vuelos se realizaron entre Toulouse y Rabat, lo que implicaba atravesar España y utilizar algunos de sus aeródromos como escalas. Esto supuso que las Líneas Aéreas Latécoère fuesen la primera línea comercial regular de pasajeros, carga y correo que operó en España, lo cual transformó a aquellos aeródromos en los que operaba en los primeros aeropuertos de la península ibérica.
La obsesión de Latécoère por la puntualidad y la necesidad de que tanto pasajeros como correo llegasen a su destino a tiempo era inquebrantable. Por ello, siempre había varios aviones de repuesto en cada aeroplaza, así como mecánicos y pilotos que debían garantizar que todos los horarios se cumplieran lo más escrupulosamente posible.
Algunos de los más grandes pilotos de la época volaron en esta línea. Resaltan nombres como Henri Guillaument, Jean Mermoz, Didier Durat, Henri Lemaitre o Antoine de Saint-Exupéry (el célebre autor de la novela El Principito). Posiblemente nunca se repetiría en la historia de los pioneros de la aviación un grupo tan especial de personas. Por eso, un proyecto, que sobre el papel parecía imposible, pudo llevarse a cabo.
Hace cien años de la creación de aquella línea aeropostal (La Ligne) con la que Latécoère unió Francia, España y África. Hemos realizado una infografía en la que mostramos algunos datos esenciales que ayudan a entender y contextualizar la importancia de aquel proyecto y todo lo que ha venido detrás.
