El pasado verano uno de los personajes más conocidos del deporte español cuestionó, a través de la red social Twitter, la veracidad de la llegada del hombre a la Luna en las misiones Apolo. Afortunadamente las redes pusieron el grito en el cielo y el foco del debate no fue la llegada o no llegada del hombre a la Luna sino la gravedad de que en el año 2018 aún pudiera haber parte de la sociedad poniendo en duda este acontecimiento histórico.
El Apolo 11 alunizó en el Mar de la Tranquilidad el 20 de julio de 1969, lo cual implica que en 2019 se celebra su 50 aniversario. Se trata de la primera ocasión en que el ser humano visitó otro mundo y, a ojos del autor, de la mayor aventura de la historia de la humanidad.
Mucho ha cambiado la carrera espacial desde los años sesenta hasta la actualidad. El contexto sociopolítico, la tecnología, los presupuestos o las capacidades de la administración actual son notablemente diferentes, aunque el reto parece ser casi el mismo.
Desde el momento en que el presidente Kennedy pronunció las palabras “Elegimos ir a la Luna en esta década, no porque sea fácil sino porque es difícil”, hasta el momento en que Neil Armstrong dejó su primera huella en el Mar de la Tranquilidad, no pasaron nada más que 7 años. Si en la actualidad la humanidad se encuentra muy lejos de disponer de la tecnología necesaria para llegar a la Luna, en 1962 el panorama no era mejor. Sólo había transcurrido un año desde el primer vuelo orbital tripulado, pero dicho vuelo había despegado desde el otro lado del telón de acero. La experiencia estadounidense en vuelos orbitales tripulados era de siete meses, el tiempo que había transcurrido desde que John Glenn voló en la misión Mercury-Atlas 6.
Teniendo en cuenta este contexto de evidente inexperiencia en una tecnología muy innovadora, ¿cómo pudo llevarse a cabo un desarrollo científico-tecnológico tan ambicioso en tan poco tiempo? Sin duda se trató de una sucesión de proyectos, acciones, retos y acontecimientos meticulosamente planificados que tenían una meta clara. Cada misión tenía una razón y todas formaron parte de un proyecto común. Veamos algunos hechos relevantes durante aquel periodo:
Crisis del Sputnik y fundación de la NASA
El 4 de octubre de 1957 la URSS lanzó desde el cosmódromo de Baikoniur (la mayor y más antigua instalación de lanzamiento espacial del mundo, aún en actividad) el primer satélite artificial de la historia, el Sputnik 1, como una contribución al Año Geofísico internacional propuesto por la ONU.
Se trataba de un diseño muy simple (una pelota de aluminio inflada con nitrógeno y dos transmisores de radio) pero ponía de manifiesto la capacidad de la Unión Soviética para poner armamento en órbita, así como una superioridad destacada frente a los Estados Unidos en lo que a técnica espacial se refiere.
En Estados Unidos no gustó el hecho de tener una bola soviética de 80 kilos sobrevolando su territorio de forma continua durante meses. Esto provocó la llamada crisis del Sputnik, que desembocó en la fundación de la DARPA (Defense Advanced Research Projects Agency) para desarrollar tecnología espacial militar y la NASA (National Aeronautics and Space Administration) para desarrollar tecnología espacial civil.
Programa Mercury
El primer programa espacial tripulado estadounidense fue el programa Mercury. La nave Mercury era una cápsula monoplaza impulsada en los primeros vuelos suborbitales por un cohete Redstone y posteriormente por un cohete Atlas para vuelos orbitales. Para tripular las cápsulas Mercury se eligió al primer grupo de astronautas estadounidenses, los conocidos como 7 del Mercury, todos ellos destacados pilotos militares con mucha experiencia en vuelos de prueba y una formación técnica de muy alto nivel.
En el periodo 1960-1963 hubo 11 misiones Mercury (10 exitosas), 6 de ellas tripuladas por humanos, una tripulada por Ham el Chimpancé, y 4 no tripuladas.
Programa Gemini
El programa Mercury era un primer paso en dirección al objetivo de Kennedy, pero para lograr este hito eran necesarias misiones más ambiciosas. El programa Gemini comenzó en el año 1965 y, pese a que no es habitualmente recordado por el gran público, fue fundamental para desarrollar las tecnologías y técnicas necesarias para poder realizar misiones a la Luna. La nave Gemini era una evolución de la Mercury: algo más grande, con capacidad para 2 astronautas y posibilidad de hacer maniobras de cambio de órbita.
Se realizaron un total de 11 vuelos entre 1964 y 1966. Entre los hitos de este programa, destacan:
- Estancias prolongadas en el espacio (Gemini 7).
- Rendez-vous (encuentro en órbita) de dos naves tripuladas (Gemini 7, Gemini 6A).
- Acoplamiento de dos vehículos en órbita (Gemini 5, Gemini 8, Gemini 10, Gemini 11, Gemini 12 ),
- Actividades extravehiculares (paseos espaciales): Gemini 4, Gemini 8, Gemini 10, Gemini 11, Gemini 12).
Además de esta serie de objetivos planteados y cumplidos, la misión Gemini 8 dejó un legado extra: la fría actuación de Neil Armstrong resolviendo una situación crítica en órbita que estuvo cerca de suponer un evento LOCV (Loss of Crew and Vehicle o pérdida del vehículo y la tripulación). Una vez la nave Gemini 8 se hubo acoplado al vehículo no tripulado AGENA, el conjunto Gemini-Agena empezó a girar de forma descontrolada. Asumiendo que el origen de la rotación era una avería en el sistema propulsivo del vehículo AGENA procedieron al desacople, lo cual empeoró la situación, poniendo de manifiesto que el problema estaba en la nave Gemini y que, de hecho, el vehículo AGENA estaba manteniendo la rotación en un valor moderado. La situación se volvió crítica, pero Armstrong supo responder: consiguió recuperar el control y hacer una reentrada atmosférica exitosa..
Programa Apolo
Si bien el programa Apolo comenzó oficialmente en julio de 1960, el primer vuelo tripulado no se llevó a cabo hasta octubre de 1968, con la misión Apolo 7. La nave apolo tenía capacidad para 3 astronautas y contaba con un escudo térmico capaz de soportar reentradas atmosféricas desde una trayectoria lunar. Constaba de módulo de mando, módulo de servicio (no tripulado) y módulo lunar.
Apolo 11 en la rampa de lanzamiento, julio de 1969.
Para colocar este conjunto en órbita terrestre y realizar la inyección translunar se construyó el cohete Saturno V, el vector de lanzamiento con mayor capacidad de carga de la historia (118 toneladas a órbita baja terrestre). Para ponernos en perspectiva, tengamos presente que el espectacular Falcon Heavy de SpaceX “solamente” puede poner 64 toneladas en órbita baja terrestre. Con tecnología de este nivel entre manos, sólo fueron necesarios 4 pasos de gigante y 7 meses para alcanzar la Luna:
- Apolo 8 (diciembre de 1968). Primer vuelo tripulado del conjunto nave Apolo y lanzador Saturno V. Primer vuelo tripulado que escapó de la gravedad terrestre y orbitó la luna.
- Apolo 9 (marzo de 1969). Primeras pruebas del módulo lunar tripulado, en órbita terrestre.
- Apolo 10 (mayo de 1969). Ensayos de separación y acoplamiento en órbita lunar entre el módulo de mando y el módulo lunar. El módulo lunar desciende hasta una altura de 15km sobre la superficie lunar.
- Apolo 11 (julio de 1969). Primer alunizaje. Primera actividad extravehicular en la Luna y primera recogida de muestras de la superficie lunar.
La misión Apolo 11 fue seguida en directo por unos 600 millones de personas en toda la Tierra y puso de manifiesto la superioridad tecnológica de Estados Unidos frente a la Unión Soviética, de cuyo programa de exploración lunar tripulada solo trascienden (de manera injusta) las espectaculares explosiones de los cohetes N-1.
En el intervalo entre 1969 y 1972 hubo 6 misiones lunares adicionales, con 5 éxitos totales y un éxito parcial (el regreso con vida de la tripulación del Apolo 13).
Con la retirada de servicio de la nave apolo y el cohete Saturno V, en 1975, la humanidad perdió la capacidad de visitar otros mundos. Coincidiendo con el 50 aniversario del éxito del Apolo 11, la administración de los Estados unidos presentó recientemente el programa Artemisa, cuyo objetivo es volver a pisar la luna en 2024.
Mucho ha cambiado la carrera espacial desde los años sesenta hasta la actualidad. El contexto sociopolítico, la tecnología, los presupuestos o las capacidades de la administración actual son notablemente diferentes, aunque el reto parece ser casi el mismo. ¿Veremos huellas nuevas sobre la Luna a corto plazo?