El sistema fly-by-wire o pilotaje por cable se desarrolló a partir de los años 30 del siglo XX para facilitar las maniobras del piloto durante el vuelo. Hasta aquella fecha, la palanca del avión estaba conectada directamente a los alerones, timón de profundidad y timón de dirección mediante unos cables de acero. Así cuando el piloto movía la palanca o los pedales, los cables tiraban de estas superficies de control.
Uno de los conceptos que más ha contribuido y evolucionado para la mejora del control de las aeronaves y a su eficiencia.
Ese método permitía poca precisión en las maniobras. Con el avance de la aeronáutica, los aviones se hicieron más grandes y más rápidos; consecuentemente, las superficies de control también. Eso suponía que el piloto debía usar mucha fuerza para lograr mover un alerón tirando de un cable, por lo que se idearon sistemas mecánicos e hidráulicos, a base de poleas, engranajes y demás elementos, de tal forma que mover las superficies fuese más fácil.
El desarrollo a lo largo del siglo XX continuó y en los 70 se comenzaron a sustituir los controles manuales tradicionales de los aviones militares por una interfaz electrónica. Con este avance, los movimientos del avión se convirtieron en señales electrónicas y pasó a ser un ordenador, que recibe las órdenes del piloto a través de un joystick, el que controla todas las fases del vuelo. Aparte de una mayor precisión, esto supone disponer de sistemas hidráulicos minimizados y una reducción notable en el peso global del avión. Además, los avances de la informática permitieron embarcar ordenadores cada día más pequeños y potentes.
Bombardier junto a la NASA incorporó un sistema electrónico total Fly-by-wire sin ningún tipo de respaldo mecánico o hidráulico en el Apollo Lunar Landing Research Vehicle (LLRV), prototipo de instrucción para los astronautas en los aterrizajes lunares a finales de la década de los 60.
El ejército americano, como parte de un proceso experimental de varios años, incorporó una interfaz Fly-by-wire totalmente digital (sin sistema de reserva mecánico) al Vought F-8 Crusader, que se convirtió en la primera aeronave de ala fija en incorporarlo.
La tecnología Fly-by-wire se incorporó a la aviación comercial por primera vez en el Concorde, en 1969, aunque por seguridad se mantuvo el control mecánico para los sistemas de emergencia.
A medida que la confianza de los fabricantes en esta tecnología fue en aumento, se procedió a ir eliminando los controles mecánicos.
El fabricante aeronáutico Airbus propuso un Fly-by-wire digital mucho más complejo en el cual, si el piloto se encuentra volando manualmente, el sistema FCC (Flight Control Computer) está activo todo el tiempo. Si el piloto intenta desplomar la aeronave o realizar un viraje fuera de los límites del avión, el FCC le retira el control manual al piloto y de manera autónoma realiza la estabilización de este.
Por su parte, los fabricantes Boeing y Embraer redujeron la actuación del Fly-by-wire dándole al piloto un control manual más efectivo, pudiendo incluso exceder ciertos límites en vuelo.
El concepto fly-by-wire no quedó ahí. Posteriormente se ha ido optimizando la tecnología de cableado y conexionado con el objetivo de reducir más aún el peso e incrementar la velocidad de transmisión de la información, así como su fiabilidad.
Sin duda se trata de un sistema que revolucionó la aeronáutica y que contribuyó notablemente a un aumentó de la comodidad, seguridad y eficiencia del avión.