Los pioneros de la aviación observaban y trataban de emular el vuelo de las aves construyendo superficies que aprovechaban corrientes de aire para generar sustentación. En los aviones actuales las alas tienen un papel fundamental y tal vez sean la parte del avión más estudiada a lo largo de la historia.
Allá por el siglo XIX un par de ingenieros franceses, Alphonse Pénaud y Paul Gauchot, patentaron el diseño de un avión sin cola movido por dos hélices. En esencia se trataba del concepto de un ala volante: una aeronave de ala fija sin superficies auxiliares tales como estabilizadores horizontales.
En los aviones actuales las alas tienen un papel fundamental y tal vez sean la parte del avión más estudiada a lo largo de la historia.
Pero no fue hasta después de la Primera Guerra Mundial cuando tanto Estados Unidos, Alemania y Rusia desarrollaron un intenso programa de estudio sobre las distintas funcionalidades que podían obtener con las alas. Aparecieron diseños como el de ala basculante para despegue vertical, alas de geometría variable para mejorar la aerodinámica en altas y bajas velocidades o el ala de flecha invertida con mayor sustentación y maniobrabilidad a bajas velocidades.
Algunas de estas ideas como la de ala volante se desarrollaron hasta llegar al famoso bombardero estadounidense Northrop B-2 Spirit, que apareció en las guerras de Kosovo, Irak y Afganistán. También el ala basculante con el Bell-Boeing V-22 Osprey con casi 20 años de servicio que usa el ejército japonés y estadounidense. Sin embargo, otras como el diseño de flecha invertida fue considerado impracticable hasta finales de los años 70, cuando se investigaron materiales compuestos para las alas puesto que no aguantaban grandes velocidades.
Sin embargo, uno de los diseños más curiosos en relación a la función desempeñada por las alas en un avión surgió con el Martin Marietta X-24A, una aeronave con fuselaje sustentador que no necesitaba alas para mantenerse en el aire. Fue usado por la NASA en los años 60, durante el desarrollo de la “guerra” espacial, para investigar la reentrada en la atmósfera. Otro diseño innovador fue el aportado por el Boeing X-50 Dragonfly una aeronave de ala rotatoria desarrollada para demostrar que el rotor de un helicóptero podía ser parado en vuelo y actuar como un ala fija, posibilitando la transición entre el vuelo de ala fija y el de ala rotatoria.
En definitiva diferentes diseños para distintas funcionalidades con un mismo protagonista: el ala.