En la actualidad, la mayoría de aplicaciones comerciales de los drones están enfocadas a su uso en exteriores; sin embargo, también ofrecen un gran potencial para su uso en espacios interiores. Los avances en el campo de la automatización han derivado en una mayor presencia de los sistemas robóticos en las fábricas, los cuales suelen ofrecer mucha más flexibilidad que sus predecesores. Dicho esto, no existe ninguno de estos sistemas capaz de utilizar por completo el espacio tridimensional en interiores como lo hacen los drones, que disponen de la máxima capacidad de adaptación y configuración.
La implementación generalizada de drones de interior en el sector es algo inevitable.
Los drones permiten ahorrar una gran cantidad de tiempo en la comprobación de inventario, ya que pueden llegar a las zonas más elevadas, ubicadas a alturas a las que los operadores tienen difícil acceso. La cadena americana de grandes almacenes Walmart está desarrollando y probando actualmente un sistema de drones para este fin. El dron se controla manualmente y mediante una cámara lee de forma automática las etiquetas de los productos en existencia. Walmart calcula que este sistema de drones podrá llevar a cabo una inspección en un solo día, en lugar de los 30 días que se tarda en realizarla manualmente.
Los drones para inspecciones internas también podrían resultar útiles para inspeccionar montajes ya finalizados. Por ejemplo, se puede utilizar un dron para detectar pequeñas grietas, rasguños o ausencia de remaches en el montaje de una aeronave. Un aspecto clave de esta aplicación de drones es la tecnología de reconocimiento de imágenes. Aunque un dron jamás se cansará ni perderá la concentración como un operador humano, es fundamental reconocer todas las imperfecciones, por lo que a esta tecnología aún le queda camino por recorrer para su implantación comercial.
Los drones de entrega, como los que Amazon y UPS están probando, son quizás la aplicación comercial de drones más interesante. Por ejemplo, los drones de entrega en interiores pueden funcionar como sistemas de entrega de componentes pequeños. Los drones son ideales para aplicaciones con un volumen medio-bajo pero con diversas rutas de entrega. No obstante, la perspectiva de un dron sobrevolando las cabezas de los trabajadores puede generar cierta preocupación, sobre todo teniendo en cuenta que muchos drones de tamaño mediano pesan más de 10 kg, incluida la carga útil. Otro problema es el ruido que generan. Un dron emite casi el mismo ruido que una aspiradora. Como posibles soluciones a estos problemas se barajan, entre otras, el uso de redes de seguridad y el establecimiento de rutas de vuelo alejadas de los operadores.
Los drones de entrega pueden transportar paquetes durante un máximo de 40 minutos sin recargar. La mayoría de los drones del mercado no pueden volar tanto tiempo debido a que la capacidad de sus baterías es limitada. El coste de añadir baterías adicionales así como la posibilidad de ofrecer mejoras en el futuro son los motivos por los que, presuntamente, los fabricantes no ofrecen características para ampliar al máximo el tiempo de vuelo.
Para que los sistemas de drones totalmente autónomos funcionen de forma eficaz, se necesitan estaciones de carga automatizadas. El método más novedoso de carga automática de drones se basa en el uso de terminales de carga inductiva. Basta con que el dron aterrice en el terminal: no se precisa siquiera que un operador enchufe ningún cable. En el caso de drones que deben funcionar de manera casi continua, existen estaciones para cambiar las baterías; aunque resultan costosas y complejas, permiten sacarle el máximo partido al dron.
Parece que la implementación generalizada de drones en el sector es algo inevitable. Según las predicciones de PricewaterhouseCoopers, los ingresos procedentes de aplicaciones comerciales de drones aumentarán a gran escala, pasando de los 2.000 millones de dólares actuales a 127.000 millones de dólares en 2020. La ventaja de utilizar un dron dentro de un edificio es que actualmente no existe ninguna normativa de la AESA (Agencia Estatal de Seguridad Aérea) aplicable. Esto significa que las empresas tienen casi total libertad para probar la capacidad de los drones en el interior de sus instalaciones, siempre y cuando se cumplan las normas básicas de seguridad. Por ello, las empresas deberían aprovechar esta libertad y presionar para que se pruebe y desarrolle esta tecnología de cara al futuro.