La verdadera revolución en el mundo de los RPAS(1) reside en la capacidad para otorgarles ciertas capacidades y usos que supongan beneficio para una determinada actividad. La tecnología necesaria para el control de vuelo, la autonomía o las comunicaciones ya han tenido mucho recorrido gracias a la aviación convencional, por lo que las innovaciones se centran, sobre todo, en las posibles aplicaciones.
Los RPAS pueden llegar a ser una herramienta eficaz en la lucha contra el fuego.
Actualmente, son muchos los menesteres que pueden ser llevados a cabo por los vehículos aéreos no tripulados. Cada día alguien nos sorprende con alguna utilidad nueva. Pero centrémonos en una que es especialmente interesante y útil: la lucha contra los incendios. En todo el mundo se queman cada año decenas de miles de hectáreas que generan la pérdida de cientos de vidas y grandes daños al entorno natural y las poblaciones.
Por desgracia, en muchas situaciones las autoridades se exponen ante fuegos de grandes magnitudes, muy difíciles de controlar, en los que las llamas pueden llegar a alcanzar los 30 y 40 metros de altura. En demasiadas ocasiones los hidroaviones no pueden hacer su labor eficazmente, ya que el agua que arrojan se evapora antes de llegar al fuego. Por su parte, los RPAS no han aportado hasta ahora una solución eficaz debido a las limitaciones impuestas por sus prestaciones en lo relativo a la carga de pago. Sin embargo, parece que esto está cambiando.
Algunas empresas, universidades y centros de investigación han orientado parte de sus esfuerzos a la innovación en este campo. Las soluciones las están aportando en varios frentes: conseguir mayor precisión de posicionamiento para llegar al núcleo del fuego, mejorar la resistencia a las altas temperaturas de los materiales, incrementar la capacidad de líquidos o la adaptación de innovadores sistemas de descarga.
La Universidad Carlos III de Madrid, por ejemplo, está utilizando el sistema EGNOS para corregir la señal GPS y dar mayor precisión. Adicionalmente proponen utilizar la fusión de sensores (p. ej. visual o multiespectral) para conseguir una precisión óptima. El reto en este caso está en llegar al punto exacto que en cada momento es clave para la extinción o control de un fuego.
También cabe mencionar un dron denominado Hopper en el que se innova con la nebulización del agua. Se trata de un aparato que tiene capacidad de hasta 300 litros de líquido contra-incendios y que, gracias a su sistema de nebulizado y a la tecnología de chorro dirigido, es capaz de llegar directamente al suelo. Incluso aunque se evapore el agua, aprovecha esa evaporación para sofocar el fuego, desplazando el oxígeno, ejerciendo así de cortafuegos en los incendios y evitando su propagación.
Este innovador sistema lo que hace, en definitiva, es nebulizar el agua segregándola en pequeñas gotas e incrementando su eficiencia. La capacidad de control sobre el tipo de nebulizado, dirección y volumen de emisión del agua, puede adaptarse a la naturaleza del incendio y ser eficaz en diferentes condiciones. También se incorpora el manejo de sensores magnéticos, térmicos y geolocalización para ser autónomos en vuelo y funcionamiento.
Otro ejemplo es el de la Universidad de Montana, con el proyecto Dronefire, con el que han hecho grandes avances en la monitorización y gestión de los incendios forestales. A ello se le ha unido un spin-off de dicha universidad orientado al desarrollo de sistemas autónomos de ayuda a la extinción de incendios, los cuales de forma autoguiada se encargarán de contribuir a la estabilización de zonas recién apagadas y cortafuegos con cargas relativamente pequeñas de agua. Innovan igualmente con la naturaleza de los líquidos a emplear y con los sistemas de nebulización.
Queda mucho por avanzar en este campo, pero iniciativas como estas son un buen punto de partida para la utilización de RPAS en algo tan esencial como la lucha contra el fuego.
(1) Remotely Piloted Aircraft System