La aviación no tripulada es un viejo sueño de la humanidad. Despunta a mediados del siglo XIX, con globos aerostáticos. Sus primeros hitos, no obstante, los más conocidos, cercanos, se remontan a mediados del siglo pasado (S. XX). Las aeronaves no-tripuladas eran utilizadas, básicamente, como blancos y, en seguida, en misiones de reconocimiento (los míticos Firebee). Desde entonces, con ligeros altibajos, su uso en misiones de reconocimiento y combate, no ha cesado de crecer y desarrollarse. Las tecnologías han conocido un desarrollo incremental y una fuerte aceleración a partir de la digitalización masiva de todo tipo de sistemas, de las soluciones de control y de la universalización de la navegación georreferenciada (GPS).
Sin duda estamos ante un cambio de paradigma. Las reglas de circulación por tierra, mar y aire se despliegan respondiendo a un objetivo conceptual: regular las preferencias.
Habilidades que proceden y nacen en el ámbito militar y que, como internet, se han transferido al ámbito civil en forma de un reguero incesante de soluciones. La navegación no-tripulada, los SCAs (Sistemas de Conducción Autónoma) para vehículos, aeronaves y embarcaciones, son la antesala de la automatización masiva del transporte de mercancías y pasajeros y como correlato, no menos importante, de una forma, enteramente nueva, de entender e interpretar el tráfico terrestre, aéreo y marítimo. Cambios que afectarán a las reglas y, sobremanera, a las normas de seguridad. Los SCAs reforman, a su vez, el modo en que concebimos el espacio aéreo. En adelante será preciso objetivarlo con más precisión, añadiendo la máscara de las distintas altitudes y sus viales específicos para cada una de ellas con sus vías troncales, secundarias… y su respectiva red capilar.
Sin duda estamos ante un cambio de paradigma. Las reglas de circulación por tierra, mar y aire se despliegan respondiendo a un objetivo conceptual: regular las preferencias. En adelante, el objetivo principal no será regular las preferencias. Otro objetivo será más importante: regular la cooperación y administrar las evidencias. De dicha regulación, automatizada, surgirán las preferencias. Conocemos unas normas de seguridad, el paquete de normas de circulación en los tres medios, tierra, mar y aire y nos enfrentamos, a la imperativa necesidad de dar respuesta a nuevos requisitos. En nada se parecen las maniobras de escape o anticolisión en el actual contexto de navegación aérea, terrestre o marítima (puede afirmarse que groseras) a las que es necesario ejecutar con ingenios mas nerviosos.
Consiste en suplir el error humano, impedirlo, garantizar la fluidez del tráfico en todos los medios, reemplazar las mega infraestructuras, aminorar la contaminación y reducir los riesgo previsibles y aleatorios. Se necesitan nuevos ingenios, nuevas reglas, mucha más seguridad e infraestructuras más distribuidas, más capilares, pequeñas y eficientes, con densidades de tráfico fácilmente escalables. Aumentará la demanda, exponencialmente, en el ámbito del diseño y gestión de los nuevos proyectos. Crecerán como hongos los aeródromos, los puertos más pequeños, los intercambiadores y centros logísticos intermodales (tierra, mar y aire) e internodales (nuevos asentamientos).
Y la transparencia, por supuesto, constituirá el eje vertebral del nuevo patrón de seguridad, S3 (seguridad al cubo), universalizado y soportado por la tecnología embarcada y la correspondiente Red de Consistencia. En nada se parecen una red de telecomunicaciones que gestiona datos que esa otra, Red de Consistencia, que gestiona datos que mueven objetos, con masa, peso y velocidad. La primera evoluciona por detrás de la demanda y la segunda, al revés, por delante. Necesitamos dicha red para monitorizar el tráfico y hacer posible que todos los miembros que están en la red contribuyan a la seguridad.
AUVSI (Association for Unmanned Vehicle Systems International) España tiene como principal misión informar a la opinión pública, agrupar y colaborar con la actividad empresarial, protagonista principal de las profundas transformaciones en curso, las que evolucionan a un ritmo muy acelerado, que tienen en la década del 2020-2030 su principal teatro de operaciones y, desde luego, colaborar con legisladores y administraciones de manera franca y leal.
El cambio tecnológico que se avecina no es de menor cuantía y todo indica que tendrá, por tratarse del transporte, un fabuloso impacto en el PIB de las naciones y regiones que lo implementen, penalizando a las que se muestren más perezosas o renuentes. Una actitud reactiva, negligente, inducirá un aislamiento que será devastador para la poblaciones que tengan que sufrirlo.
La mudanza de la telefonía analógica a la digital, del fax a internet, comparativamente, es menos compleja que mudar de una organización del tráfico analógica a otra digital. El segundo cambio, literalmente, mueve más peso, necesita más previsión y mucha más organización. ¿Cuánto tiempo pueden confluir en el mismo espacio la conducción humana y la autónoma o robotizada? Muy poco. Son sistemas más antagónicos de lo que somos capaces de imaginar. El primer sistema es muy ineficiente. ¿Cómo afectara a nuestras vidas los SCAs? Lo hará de manera sobresaliente. Estamos a las puertas de una gran transformación social y todo indica que providencial. Cero contaminación, cero siniestralidad y adiós a los embotellamientos. El tiempo que podamos ganar para estar en una terraza es tiempo conquistado que le arrebatamos al estrés. Las modernas aeronaves, de todos los tamaños, los nuevos vehículos y embarcaciones y el uso intensivo de la noche para el transporte de mercancías, serán los héroes. Hechos.