Oriente Próximo, adalid en el mercado mundial de la aviación durante la última década y una historia de éxito que no ha hecho más que empezar
La drástica caída de los precios del petróleo en todo el mundo ha provocado que muchas aerolíneas hayan pasado de sufrir graves pérdidas a lograr modestos beneficios. Esta caída en los precios también ha empujado a algunas voces a afirmar que el rápido ascenso de Oriente Próximo hacia la supremacía de la aviación se verá interrumpido, ya que la disminución en los ingresos del petróleo obligará a reducir las inversiones.
Sin embargo, los primeros indicadores señalan que esto es poco probable. Si bien es cierto que las principales economías de Oriente Próximo –entre las que se encuentran Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos– han experimentado una ralentización en los sectores no petroleros, las tasas de crecimiento siguen siendo fuertes.
El amplio éxito de las regiones de Oriente Próximo, el Norte de África y Turquía no ha hecho más que empezar.
La demanda del mes de agosto experimentó un incremento del 13,7% interanual: el mayor crecimiento de todas las regiones del mundo.
El crecimiento industrial y económico en los mercados en desarrollo como China, Asia, África y América Latina ha provocado un cambio en el centro de gravedad económico del mundo. En un contexto con más comercio sur-sur, las aerolíneas con sede en Oriente Próximo (como Emirates, Etihad Airways y Qatar Airways) están absorbiendo gran parte del tráfico anteriormente rentable entre Europa y Asia, procedente de las líneas aéreas tradicionales de dichos continentes.
Las aerolíneas de Oriente Próximo son muy dependientes del tráfico de conexión, ya que sus mercados de origen están limitados por la escasa población de la región. Sin embargo, su singular localización geográfica –la mayor parte de la población mundial está a menos de ocho horas de vuelo de allí– le permite captar una cuota desproporcionada del crecimiento del mercado de larga distancia.
Esta amenaza a la vieja guardia no ha pasado desapercibida. Tres de las mayores aerolíneas de todo el mundo –las aerolíneas estadounidenses American Airlines, Delta y United Airlines– han denunciado ante su gobierno la existencia de prácticas desleales y de subsidios estatales ilegales y exigen que las aerolíneas del Golfo sean excluidas de los privilegios del Acuerdo de Cielos Abiertos.
Las aerolíneas del Golfo han preparado una sólida defensa frente a estas acusaciones y han demostrado que el único “delito” que han cometido ha sido tener éxito.
Además, dichas aerolíneas han realizado grandes inversiones en aeronaves nuevas y con una gran eficiencia en el consumo de combustible, así como en la tecnología más avanzada y en entretenimiento en vuelo. Por tanto, los resultados están literalmente pagando dividendos a los accionistas estatales de estas aerolíneas.
Según la IATA, se estima que las aerolíneas de Oriente Próximo obtendrán un rendimiento neto colectivo de 1.800 millones de dólares en 2015, con un margen neto medio de 3,1% (9,61 dólares/pasajero). Asimismo, se calcula que las aerolíneas de la región experimentarán un crecimiento del 12,9% en el volumen de pasajeros este año: la única región con un crecimiento de dos dígitos.
Pero esto no es todo. Las regiones de Oriente Próximo y del Norte de África han estado plagadas de conflictos. Tras la caída de Muammar Gadhafi en Libia, el número de pasajeros aéreos aumentó más de un 40%, aunque la cifra ha vuelto a caer debido a los actuales conflictos. Líbano, Siria, Irak y Egipto también han experimentado cambios similares en sus mercados.
En la actualidad, uno de los sectores con mayor potencial de crecimiento en Oriente Próximo es Irán. Irán se encuentra entre las 20 mayores economías del mundo y cuenta con una población joven de cerca de 80 millones de personas, con un alto nivel educativo, que disfrutan uno de los niveles de vida más elevados de la región. Se trata de un mercado con un inmenso potencial y una enorme demanda reprimida de aeronaves, equipamiento, tecnología, capacidades y capital, así como de infraestructura aeroespacial y aeroportuaria, que quedará desatada en cuanto se eliminen las restricciones.
No obstante, el mayor reto para la supremacía del Golfo se presenta en el extremo norte de la región: en Turquía.
Turkish Airlines pretende prácticamente duplicar su flota para pasar de las actuales 263 aeronaves a 450 en 2023. A finales de este año tiene previsto poner ya en funcionamiento 300 aviones a reacción.
En la actualidad, Estambul está construyendo un nuevo aeropuerto, que tiene previsto abrir su primera fase en 2017. Este nuevo aeropuerto, con una inversión de 35.000 millones de dólares, contará con seis pistas, 500 plazas de aparcamiento para aeronaves y capacidad para acoger a 150 millones de pasajeros.
Este proyecto aún no ha captado la atención de las aerolíneas tradicionales estadounidenses y europeas, pero lo hará.
El amplio éxito de las regiones de Oriente Próximo, el Norte de África y Turquía no ha hecho más que empezar. Ya se están elaborando los planes de crecimiento de estas regiones para 2030 y para la etapa posterior. Como podría haber dicho Mark Twain, los rumores sobre su muerte son exagerados. Este mercado ha llegado para quedarse.
Alan Peaford ha ganado en cinco ocasiones el premio al periodista aeroespacial del año y se le otorgó un premio a toda su carrera en 2014. Alan es el Director de los servicios de noticias Arabian Aerospace y African Aerospace y editor independiente para Flight Daily News de Flightglobal, así como presidente de Aerocomm, una consultoría de aviación con sede en Londres, y colaborador habitual en temas de aviación de la BBC y Al Jazeera.