La realidad de la redundancia de los sistemas eléctricos (SSEE) en los aeropuertos ¿necesidad o capricho?
“¡¡¡¡Se ha producido un cero!!!! ¿Seguro?”. Esta fatídica frase es la que un ingeniero de explotación y mantenimiento del área eléctrica de cualquier aeropuerto del mundo nunca quiere escuchar.
El concepto de redundancia es sencillo en sí: tener repetido el sistema de forma que en caso de fallo único siempre exista una alternativa.
No hay que irse muy lejos en el tiempo, hace poco se cerraba el espacio aéreo en Bélgica provocado por un fallo eléctrico total. Permítanme que lo dude. Ahora les explico.
Nos pondremos en situación. Desde el punto de vista eléctrico, lo más grave que puede ocurrir es una pérdida total de los sistemas eléctricos, es decir, tenemos el aeropuerto sin energía eléctrica. Generalmente esto ocurre por algo que no se ha tenido cuenta en la fase de diseño, por desconocimiento de la cultura aeroportuaria, por afecciones durante una obra o por causas naturales. Sea como fuese se presenta.
Cómo abordar esto para su solución nos podría llevar a múltiples planteamientos, pero nos centraremos en uno solo “el modelo de redundancia” bajo el criterio de fallo eléctrico único.
El concepto de redundancia es sencillo en sí: tener repetido el sistema de forma que en caso de fallo único siempre exista una alternativa. Cómo se construye esta alternativa es lo que le da el carácter de complejidad.
En los casos de sistema eléctricos aeroportuarios podemos plantearnos cuál es el sistema crítico, unos dirían la generación, otros el transporte o caminos de la energía, otros los equipos finales… Bajo mi punto de vista todos aciertan.
De ahí la importante labor del ingeniero eléctrico conjugando todas las condiciones de contorno, costes, tecnología, experiencia y previsiones futuras que afiancen y den robustez al diseño sin perder de vista que en un aeropuerto lo importante es que el avión consiga aterrizar pase lo que pase en tierra.