Uno de los aspectos más destacados de la aeronáutica actual es la tendencia hacia una industria más sostenible. Esta vocación afecta tanto al proceso industrial como al producto final, las propias aeronaves. Todas aquellas áreas industriales donde se puedan aplicar innovaciones tendentes a reducir su impacto, se optimizan sistemáticamente en ese sentido. Por su parte, asistimos al mismo tiempo a una carrera por conseguir mayor eficiencia en el vuelo de los aviones, consistente en reducir su impacto a la vez que se incrementan las prestaciones.
Solar Impulse y E-Fan son dos iniciativas que demuestran, una vez más, que la industria aeronáutica tiene todavía muchas cosas que mostrarnos en el contexto de la sostenibilidad.
En las últimas semanas han llamado poderosamente la atención mundial dos iniciativas aeronáuticas que, desde perspectivas diferentes, son el reflejo de un objetivo largamente perseguido: minimizar, incluso eliminar, el uso de combustibles fósiles.
En los primeros días de julio el Solar Impulse 2 volaba sin escalas entre Nagoya (Japón) y Hawaii (Estados Unidos). Un recorrido de 7.200 kilómetros que se realizó en 4 días y 22 horas batiendo varios records. La particularidad de esta aeronave es que toda la energía que utiliza en su vuelo procede de las 17.248 células fotovoltáicas que se distribuyen por su estructura.
Se trata de un auténtico logro aeronáutico que, sin embargo, no ha estado exento de dificultades y limitaciones. De hecho, la presencia de una climatología adversa influyó decisivamente en un retraso de varias semanas en la realización de este vuelo. Por otro lado, el especial aislamiento térmico de las baterías (el avión voló a altitudes de 8.635 metros, con temperaturas mínimas extremas) y la energía provocada por su funcionamiento, provocaron daños irreparables en las mismas. Pero no cabe duda de que, a pesar de estos inconvenientes, se trata de un paso gigantesco hacia la consecución de alternativas a los combustibles fósiles. Este proyecto se soporta en un lema que, gracias a la gesta que supone su vuelta al mundo sin usar combustibles fósiles, está haciendo mella en la sociedad: “Future is clean” (El futuro es limpio).
El proyecto del Solar Impulse nació en Suiza y está auspiciado por más de un centenar de socios institucionales y empresariales, entre los que destacan Solvay, Omega, Schlinder y ABB.
Otra gesta aeronáutica, también realizada en el mes de julio de 2015, ha sido la travesía del Canal de La Mancha con un pequeño e innovador avión eléctrico, el E-Fan. En este caso la energía necesaria para el vuelo procedía de una serie de baterías de polímero de iones de litio montadas en la sección interior de las alas. El empuje proviene de dos ventiladores de paso variable que le permiten una velocidad de crucero de unos 160 km/h.
El día 10 de julio, tras más de 100 vuelos de prueba y exhibición, este avión sobrevoló el Canal de la Mancha, entre las ciudades de Lydd (Reino Unido) y Calais (Francia). Un recorrido de 74 kilómetros que el E-Fan realizó en 37 minutos volando a una altitud media de 1.000 metros (3.500 piés). El mismo mes de julio, pero 106 años antes, el Bleriot XI fue el primer avión en sobrevolar el Canal de la Mancha (aunque aquella vez en sentido contrario) pilotado por su creador, Louis Blériot.
El E-Fan ha sido desarrollado por el consorcio europeo Airbus Group, el cual sigue desarrollando esta aeronave bajo la premisa de dotarle de más potencia y menos peso. Ya están trabajando en una nueva versión para dos pasajeros (en paralelo) y otra para cuatro pasajeros. La idea que el fabricante tiene en mente es la de iniciar en 2016 su comercialización, lo que será, sin duda, otro hito en el desarrollo de una aeronáutica más sostenible.
Solar Impulse y E-Fan son dos iniciativas que demuestran, una vez más, que la industria aeronáutica tiene todavía muchas cosas que mostrarnos en el contexto de la sostenibilidad. Son dos proyectos ilusionantes que han ido un paso más allá.
Puede tener más información en los siguientes enlaces: Solar Impulse 2 y E-Fan
Que hayamos llegado hasta aquí no significa, no obstante, que lo hayamos conseguido. Queda un gran camino por recorrer. Pero no cabe duda de que caminamos en la dirección correcta. ¿Opina usted lo mismo?