La última década ha supuesto un periodo de transformación para la aviación india. Cuando el centro CAPA inauguró sus oficinas de consultoría e investigación en Nueva Delhi en 2003, el tráfico total gestionado por los aeropuertos indios se situaba justo por encima de los 40 millones. En el ejercicio financiero finalizado el 31 de marzo de 2015, esta cifra se había multiplicado casi por cinco hasta alcanzar los 190 millones de pasajeros. Un incremento tan espectacular resulta difícil de soportar en cualquier sistema, y más aún en uno que llevaba tanto tiempo necesitando una grandísima inversión.
Los datos fundamentales del sector, a largo plazo, son muy sólidos.
Además de este aumento en términos de escala, la estructura del sector también ha experimentado cambios drásticos. De las cuatro aerolíneas indias existentes en 2003, todas ellas con modelos de servicio completo en funcionamiento, se ha pasado en la actualidad a nueve aerolíneas, mientras que las compañías de bajo coste cuentan ahora una cuota del 65% del mercado nacional. Tres importantes compañías aéreas a escala mundial –AirAsia, Etihad y Singapore Airlines– han materializado su confianza en el potencial de la India a largo plazo a través de inversiones en las aerolíneas del país.
A pesar de que en 2003 un comité gubernamental había declarado que los aeropuertos indios eran «en su mayoría una vergüenza», ya el año pasado los aeropuertos de Delhi, Bombay e Hiderabad se situaron, dentro de sus categorías de tamaño correspondientes, entre los cinco primeros puestos de los premios a la calidad del servicio aeroportuario otorgados por el Consejo Internacional de Aeropuertos. Cinco operadores aeroportuarios extranjeros (Airports Company of South Africa, Changi, Fraport, Malaysia Airports y Zurich Airport) poseen ahora participaciones en aeropuertos indios y, además, se van a privatizar más aeropuertos.
Los pasajeros tienen mucho por lo que alegrarse gracias a los precios económicos y los buenos productos disponibles tanto en tierra como en el aire. Sin embargo, los últimos años han supuesto un gran reto para los operadores del sector. La combinación de impuestos elevados, un marco regulador débil, los altos precios del combustible y la saturación de la capacidad ha provocado grandes pérdidas en prácticamente toda la cadena de valor de la aviación.
A pesar de todo, en CAPA mantenemos nuestro optimismo con respecto al sector. Los datos fundamentales a largo plazo son muy sólidos y el número de billetes de avión per cápita de la India es bajo, incluso en comparación con otros mercados emergentes, lo que revela un fuerte potencial de crecimiento.
La economía de la India está mostrando indicios de aceleración: este año se espera un crecimiento del PIB del 7,5% y se prevé que en los años siguientes podría seguir aumentando de manera sostenible.
El gobierno actual fue elegido el año pasado con la primera mayoría parlamentaria para un único partido en los últimos 30 años, con un programa que aboga por el crecimiento y el desarrollo. Y aunque aún estamos a la espera de que se produzca algún impacto significativo en el sector de la aviación en este primer año, si este gobierno cumple su promesa de crear un entorno de explotación propicio, el impacto positivo sobre el sector podría llegar a ser enorme.
Binit Somaia
Director para el Sur de Asia
CAPA – Centre for Asia Pacific Aviation