Muchos consideran todavía los aeropuertos como monopolios naturales. Su lógica es sumamente simple; por ejemplo, usted no tiene elección si quiere pasar sus vacaciones en una isla remota con un único aeropuerto. Lo toma o lo deja.
La realidad del mercado no es tan simple. En la Unión Europea, la liberalización de la industria aérea ha traído consigo muchos cambios relativos a la forma en la que opera el mercado. Ahora, las compañías aéreas pueden cambiar libremente sus operaciones desde un aeropuerto hasta otro. Los pasajeros también, y así lo hacen. La antigua creencia de que los aeropuertos todavía pueden imponer sus condiciones puede derivar a veces en decisiones desastrosas.
La vieja suposición de que los aeropuertos son monopolios naturales ya no es exactamente correcta.
Cambio de destinos
Las compañías aéreas que ofertan destinos con Sol han demostrado que pueden generar tráfico donde previamente era casi inexistente. Las aerolíneas se mueven en márgenes de rentabilidad ajustados. Con el objeto de obtener mayores rendimientos por asiento, éstas pueden decidir el traslado de sus aviones hacia destinos alternativos si encuentran una mejor oferta en otro lugar. Como resultado, los aeropuertos costeros españoles se encuentran compitiendo por turistas con aeropuertos de la otra esquina del Mediterráneo.
Muchos aeropuertos han aprendido a palos que este negocio es volátil. A veces, las líneas aéreas son las que tienen la llave del negocio. Por supuesto, las aerolíneas no pueden cambiar la elección de destino de todos los pasajeros, pero tienen suficiente poder de decisión como para hacer temblar la cuenta de resultados de los aeropuertos en cualquier momento.
La elección del lugar de salida
La ubicación geográfica puede conferir cierta ventaja en relación a los pasajeros que viven cerca de un aeropuerto, pero puede no ser suficiente. En muchas regiones densamente pobladas de Europa, las zonas de influencia de varios aeropuertos se superponen. Como resultado, un gran número de pasajeros pueden elegir entre dos o más aeropuertos a menos de dos horas en coche. Dado que Internet permite que los pasajeros estén cada vez mejor informados, el transporte aéreo es más sensible que nunca a los precios, sobre todo en el mercado de viajes de ocio. Los pasajeros, a la hora de tomar sus decisiones, también buscan horarios adecuados, un buen transporte terrestre y tiendas de calidad.
Los aeropuertos están respondiendo con más zonas comerciales, más marketing y más acciones en el desarrollo de nuevas rutas. En algunas zonas de Europa los aeropuertos se están especializando, marcándose como objetivo o bien las compañías punto-a-punto o bien las tradicionales de red.
Conclusión
El negocio del transporte aéreo actual es cada día más flexible. Miles de rutas se abren y cierran cada año en Europa. Las aerolíneas reaccionan a las políticas aeroportuarias cambiando el tamaño de las bases establecidas. La vieja suposición de que los aeropuertos son monopolios naturales ya no es exactamente correcta. Los aeropuertos deben reaccionar y ser comercialmente más agresivos si quieren aumentar, o conservar, el número de pasajeros.