En los medios de comunicación se llevan oyendo desde hace varios años las futuras e increíbles (nótese la ironía de la frase en cuestión) funciones que podrán tener los aviones no tripulados, o “drones” (terminología inglesa). No se cansan de repetirlo desde prácticamente cualquier medio de comunicación: Protección de incendios, control de fronteras, salvamento marítimo y un largo etcétera. Siendo verdaderas, el halo de futurismo con que se quiere revestir a los UAS hace que esas funcionalidades que sí son creíbles, factibles y deseables, terminen siendo objeto de mofa y –gracias a las redes sociales, escarnio público. El último caso lo tenemos por parte de uno de los gigantes de la comunicación actual, Jeff Bezos, director ejecutivo de Amazon y reciente dueño del Washington Post, anunciando que Amazon estaba experimentando con el envío de paquetes por medio de drones.
La gran traba para desarrollar aplicaciones está en la falta de regulación en muchos países.
El efecto de las redes sociales ante cualquier anuncio de alguno de estos gurús es para los no iniciados, increíble. Primero se pudo leer que Jeff Bezos iba a anunciar algo, después el propio anuncio en directo, más tarde la noticia oficial de Amazon y, por último, las mofas, burlas y análisis a lo largo y ancho de la prensa especializada (de papel y de Internet). Es un fenómeno que da para muchos más artículos. Hay medios de comunicación que incluso consideran que este anuncio es una cortina de humo para quitar peso a investigaciones que hay en curso acerca del trato que dispensa Amazon a sus empleados. Personalmente, me sorprendería que Bezos hubiera ideado en tan poco lapso de tiempo algo tan elaborado como esta línea de drones. En fin, otra discusión que da para más artículos.
Volvamos al tema que nos ocupa, las posibles aplicaciones de los UAS. A medida que la tecnología se vuelve más accesible, y no cabe duda que en el caso de sistemas no tripulados es así, las posibles aplicaciones sufren un crecimiento exponencial. Obviamente esto lleva a la aparición de sinsentidos de todo tipo, pero en este caso, en mi opinión, no es así. Claramente pueden encontrarse decenas de pegas a la aplicación que comenta Bezos. Por ejemplo: Qué pasaría con una mala climatología, dónde se entregarían los paquetes si tu casa (al contrario que en el vídeo promocional) carece de patio trasero o jardín, cómo controlarías cuándo llega… y un largo etcétera.
Pero se puede llegar también a decenas de soluciones. Y eso, como nos demuestra Bezos, es lo importante: Limitar los paquetes para quienes puedan recibirlos en condiciones determinadas o limitar la distancia donde se pueden entregar, entre otros. Lo importante es llegar a la conclusión de que se pueda hacer y si, además, es empresarialmente interesante. Y eso, viniendo de una de las empresas que domina la logística a nivel mundial, es decir mucho.
Lamentablemente, el futuro no se retrasa porque no haya visionarios, como puede ser el caso de Bezos, sino por un rígido funcionamiento de los estamentos reguladores, que no avanzan con los tiempos. ¿Cuál es la gran traba actual para poder ver cómo las inversiones de muchas empresas en el campo de UAS se materializan en productos que puedan llegar a lo más cotidiano? La falta de una regulación que permita operar de manera segura estos sistemas no tripulados. Se están haciendo avances en este apartado, muchos países ya tenemos una legislación reguladora, pero aun se necesita mucho más. Y en situaciones de crisis como la actual, frenar el potencial de un sector en crecimiento, por razones administrativas y lentitud de regularización, no puede ni debe ser admisible por las partes interesadas. Entre otras, como plantea Bezos, el propio usuario de a pie.