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Trabajos aéreos, con y sin piloto

Jorge Cordero

Jorge Cordero

Grupo Oesia

Muchos de nosotros tenemos en la memoria la nostálgica imagen de una avioneta surcando el cielo sobre el mar arrastrando un cartel publicitario, signo quizás de que el verano va llegando a su fin. La aeropublicidad es uno más entre la gran variedad de trabajos aéreos que pueden realizarse.

Los RPAs ofrecen mayor versatilidad que las aeronaves con tripulación, en concreto, la variedad de las configuraciones.

A mediados de 2014 se publicó en el Boletín Oficial del Estado el real decreto ley que establecía las condiciones de explotación de las aeronaves pilotadas por control remoto (Remotely Piloted Aircraft – RPAs). Aquello podía haber supuesto una oportunidad para complementar el negocio tradicional de las empresas proveedoras de trabajos aéreos, con ventajas asociadas como el aumento de la seguridad de las operaciones y el abaratamiento de los costes de operación. Sin embargo, hoy en día la mayoría siguen manteniendo su tradicional negocio, y las empresas proveedoras de servicios con RPAs ha nacido por iniciativa de jóvenes emprendedores. ¿Quién mejor que aquellos que conocen el negocio y los clientes para transformar su negocio a través de la innovación y pasar a proveer los servicios que anteriormente prestaban con avionetas y helicópteros empleando RPAs? Desde entonces y hasta día de hoy hay registrados en AESA más de 2400 operadores de trabajos aéreos con RPAs, tanto empresas como particulares.

Con la perspectiva que da el tiempo pasado, y a punto de publicarse la nueva regulación sobre RPAs, el mercado de los servicios aéreos con RPAs parece no haber terminado de explotar. Hay quien achaca esto a las limitaciones introducidas por la regulación, si bien es cierto que, a pesar de existir pequeñas empresas muy especializadas en la provisión de este tipo de servicios, parece que el volumen de mercado al que apuntaban la mayoría de los estudios no se está materializando, al menos en el sector privado. Por otro lado, el sector público en el ámbito civil no es accesible para las micropymes y pequeñas empresas, por temas de solvencia financiera entre otros, por lo que, de momento, la inversión pública se centra en la realización de proyectos piloto para validar la adecuación de este tipo de aeronaves y tecnología en la provisión de servicios que tradicionalmente proveían aeronaves tripuladas.

Pero ¿qué tipo de trabajos aéreos se proveen y con qué aeronaves? ¿Cuáles serían susceptibles de ser llevados a cabo por RPAs y cuáles a priori parece difícil que lleguen a llevarse a cabo por RPAs en el corto o medio plazo?

Los trabajos aéreos llevados a cabo tradicionalmente por aeronaves pilotadas, ya sean aeronaves de ala fija o rotatoria, son los siguientes:

  • Fotografía aérea.
  • Vuelos periodísticos, televisivos o cinematográficos.
  • Publicidad aérea.
  • Vuelos en eventos especiales, incluidos exhibiciones de vuelo y vuelos de competición.
  • Remolque de planeadores.
  • Operaciones de paracaidismo y caída libre.
  • Cartografía aérea.

En este tipo de trabajos se suelen emplear avionetas tipo Cessna o Piper.

  • Vuelos agrícolas.

En vuelos de fumigación el avión más conocido es el Air Tractor con su característico color amarillo.

  • Observación y patrullaje.
  • Trabajo en vertidos de petróleo.
  • Salvamento marítimo.

En estos trabajos se emplea el avión CN235 diseñado por la antigua Construcciones Aeronáuticas (hoy integrada en Airbus Defence and Space) en su versión de patrulla marítima, así como los helicópteros de las empresas AgustaWestland, Eurocopter (Airbus Helicopters), y Sikorsky principalmente.

  • Operaciones de carga externa con helicóptero.
  • Extinción de incendios.

En los vuelos de extinción se emplean tanto aviones como helicópteros. En España se emplean los Air Tractor tanto en su versión de tierra como hidroavión, y los conocidos Canadair y Bombardier, con sus franjas rojigualdas en tareas de extinción. Para la coordinación de los dispositivos de extinción se emplean aviones Vulcanair y Cessna. Los helicópteros de extinción más empleados son los Bell para el transporte de brigadas y apoyo en descarga de agua, y los bombarderos Kamov.

Otros trabajos más curiosos, llevados a cabo principalmente por helicópteros por su capacidad de volar manteniendo la posición, son los siguientes:

  • Vuelos para la construcción, incluidas operaciones de tendido de líneas eléctricas, y de poda aérea.
  • Operaciones para provocar aludes.
  • Liberación de insectos estériles para el control de plagas.
  • Pastoreo, vuelos de rescate de animales y vuelos veterinarios de lanzamiento.

La variedad de trabajos aéreos es mayor de lo que a priori uno podría pensar y, sin duda, la gran mayoría, si no todos o incluso nuevos trabajos aéreos podrían realizarse con RPAs. La principal limitación a día de hoy, más que la tecnológica, ha sido la regulatoria. Como principal novedad la nueva regulación española permitirá proveer servicios en zonas urbanas, pero parece que la gran barrera seguirá siendo la limitación en cuanto a la distancia entre aeronave y piloto remoto, lo que limita el rango de operación (en la práctica, son quinientos metros en torno a la localización de la estación remota de mando y control).

Los RPAs ofrecen mayor versatilidad que las aeronaves con tripulación, en concreto, la variedad de las configuraciones: el ala fija, el ala rotatoria y el multirrotor, e incluso los sistemas híbridos, permiten desarrollar todo tipo de aplicaciones. Si bien es previsible que aquellas que involucren el levantamiento de cargas, por ejemplo, para la extinción de incendios, tarden décadas en permitirse por cuestiones de seguridad… En aeronáutica, la seguridad va de la mano de la certificación de aeronavegabilidad de las aeronaves. Y el proceso de certificación conlleva serias inversiones en las fases de diseño, implementación y prueba de los distintos sistemas de la aeronave. Por tanto, parece que la tecnología de los RPAs tendrá que esperar a que, poco a poco, vaya abriéndose la mano, y sean las empresas, a base de esfuerzo y pruebas piloto, las que demuestren la seguridad de las operaciones en vuelo. En el corto/medio plazo seguiremos viendo únicamente pequeños RPAs realizando tareas de filmación y trabajos de cartografía y para la agricultura a pequeña escala. El apoyo a la extinción de incendios es otro de los servicios en los que estas aeronaves tienen mucho que decir. Esperemos que el panorama cambie por el bien de la tecnología y en favor del sector aeronáutico, permitiendo la creación de nuevas e interesantes líneas de negocio para la industria.

 

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