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La seguridad aeroportuaria desde un enfoque proactivo

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Alba Cogolludo

AERTEC / Airport Planning & Design

Los grandes aeropuertos se pueden asemejar a pequeñas ciudades, ya que constituyen un objetivo potencial a diferentes niveles para la actividad ilícita debido a múltiples motivos logísticos. En primer lugar, mueven un descomunal número de personas y mercancías cada día, siendo de especial relevancia su impacto económico. En segundo lugar, siguen habitualmente una operativa programada. En tercer lugar, poseen una amplia difusión en los medios de comunicación por su globalidad. Y, por último, pero no menos importante, son instalaciones públicas que ofrecen un servicio público y poseen un elevado grado de complejidad en su protección. Por todo ello el transporte aéreo constituye un reto a la hora de proveer la adecuada seguridad física, personal y operativa. Un reto que día a día, como se explica a continuación, se afronta y cumple con una cada vez más rápida escalada positiva en los resultados.

La clave actual se basa en una posición proactiva y predictiva que permita anticipar cualquier nueva amenaza y mitigarla antes de que se materialice.

La seguridad física de los aeropuertos, o seguridad aeroportuaria (denominada en inglés “security”), se ha concebido y madurado de manera progresiva a lo largo de la historia. Desde el principio de la aviación hasta nuestros días, la seguridad ha ido avanzando desde unas pequeñas comprobaciones rudimentarias, hasta los actuales controles exhaustivos de equipajes, personas o vehículos que vayan a acceder a cualquiera de las zonas restringidas de seguridad de un aeropuerto, ya sea para realizar un vuelo o por cualquier otro motivo (empleados, suministros, etc.).

No obstante, si atendemos al histórico de acontecimientos, es innegable el hecho de que las amenazas han ido siempre un paso por delante de las barreras de defensa. Es decir, la implementación de nuevas medidas de seguridad y nuevos planes que provean una adecuada seguridad frente a aquellos con el objetivo de llevar a cabo actos de interferencia ilícita, ya sea por causas políticas o de cualquier otra índole, se ha hecho efectiva a medida que se ha ido detectando la necesidad de protección.

Este enfoque tradicionalmente reactivo, bajo el que se concebía la seguridad aeroportuaria, se puede contrastar haciendo referencia a algunos de los acontecimientos de la historia de la aviación más destacados en términos de seguridad, por haber supuesto un punto de inflexión en la misma y haberse traducido en nuevas medidas de seguridad o cambios procedimentales registrados en la normativa de aplicación:

  • 1931: con el primer acto de interferencia ilícita documentado, en el que el piloto de la compañía Panagra, Byron Richards, fue obligado a volar para unos revolucionarios tras secuestrar su trimotor Ford en la ciudad de Arequipa con el objetivo de lanzar octavillas sobre la ciudad, y la sucesión escalonada y creciente de dichos ataques a la aviación, tiene lugar la implantación de las primeras medidas de seguridad en los aeropuertos y líneas aéreas.
  • 1970: el acontecimiento raíz que llevó a la instalación de los primeros arcos detectores de metales y las primeras máquinas de rayos X para los equipajes de mano en 1973, viene marcado por el secuestro múltiple perpetrado por el Frente Popular para la Liberación de Palestina, conocido como los secuestros de Dawson’s Field.
  • 1985 y 1988: las fatalidades ocurridas respectivamente con la explosión del vuelo 182 de Air India y otro de la misma compañía en tierra, y del vuelo 103 de la Pan Am sobre Lockerbie (Escocia), todos ocasionados por explosivos introducidos en el equipaje de bodega, llevaron a la comunidad internacional a considerar el tratamiento de dicho equipaje y su inspección, no contemplado hasta el momento. Asimismo, se estableció la necesidad de asociar a todo pasajero embarcado con su equipaje facturado.
  • 2001: de indiscutible relevancia fue el suceso acontecido el 11 de septiembre de ese año, en el que se perpetuó el atentado con tres aeronaves secuestradas contra el World Trade Center de Nueva York y el Pentágono de Washington. La mayor parte de las medidas de seguridad adoptadas a partir de este acontecimiento se recogen en la Enmienda 11 de 2006 del Anexo 17 de la OACI.
  • En los años más recientes, han tenido lugar algunos sucesos de seguridad, afortunadamente muchos de ellos frustrados, que han obligado a la adaptación de la norma en cuanto a conceptos, procedimientos y equipos de inspección frente a las nuevas amenazas identificadas a raíz de los mismos: inspección independiente de calzado, incorporación de equipamiento ETD (por sus siglas en inglés, Explosives Trace Detector), limitación en el transporte de líquidos, ampliación de la zona restringida de seguridad hasta el acceso a las instalaciones aeroportuarias, etc.

Esto es solo un breve recorrido por algunos de los acontecimientos de interferencia ilícita acaecidos que evidencian el enfoque reactivo otorgado a la seguridad en el transporte aéreo desde sus inicios. Cierto es que ello residía en la dificultad de prever actos de interferencia ilícita futuros y de detectar brechas potenciales de seguridad bajo esta concepción.

La pregunta real es, ¿qué puede llevarse a cabo de forma realista y viable para hacer frente a las amenazas contra el transporte aéreo en la esfera actual bajo la que se desarrolla?

Esta pregunta ya ha sido planteada tiempo atrás en la aviación y, sin duda, su respuesta reside en este mismo enfoque mencionado que se otorga a la seguridad. La clave consiste en migrar del tradicional carácter reactivo a una posición proactiva y predictiva que permita anticipar cualquier nueva amenaza y mitigarla antes de que se materialice. Otro aspecto primordial se da a la hora de revisar las características del entorno aeroportuario que lo convierten en objeto de actos de interferencia ilícita con vistas a tornarlas a favor de la seguridad.

Finalmente, no debemos olvidar que la actividad ilícita es dinámica: se desarrolla y evoluciona. Es por ello por lo que la seguridad aeroportuaria ha decidido tomar la delantera con un enfoque actualizado que está cambiando la ventaja estratégica que ha liderado históricamente la actividad ilícita. Es por ello por lo que la seguridad aeroportuaria del futuro, e incluso ya presente, se erige como una seguridad proactiva.

 

Aeropuertos seguridad predictiva y proactiva

 

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