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Controladores de tráfico aéreo

Antonio Rodríguez-Laiz

Antonio Rodríguez-Laiz

AERTEC / Marketing & Communication

Cuando viajamos en avión, apenas somos conscientes de la cantidad de recursos técnicos y humanos que se ponen en marcha para que nuestro vuelo se desarrolle de forma eficaz, confortable y segura. Los profesionales que suelen estar más cerca del pasajero son los pilotos y los tripulantes de cabina, que tienen un protagonismo indiscutible, pero hay otras muchas personas que intervienen de forma directa en el desarrollo del vuelo y que son menos conocidas. Entre ellos están los controladores de tráfico aéreo.

Una aeronave está vigilada en todas las fases de su vuelo por un controlador de tráfico aéreo, el cual vela por que todo transcurra con normalidad.

Su tarea consiste en mantener el flujo de aviones para que sea lo más seguro, rápido y ordenado posible, cumpliendo con las normas y recomendaciones dispuestas por la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), la Administración de Aviación Federal (FAA), o las autoridades aeronáuticas de cada país, en cada caso.

Cada controlador se encarga del seguimiento de uno o varios aviones que operan en un espacio tridimensional en el aire, que es su zona de responsabilidad. Un controlador “recibe” un vuelo de otro compañero, lo sigue a lo largo de su recorrido dentro de la zona que le compete para “entregarlo”, finalmente, al siguiente controlador (en un área adyacente). La principal herramienta de estos profesionales es el radar, en sus variados formatos y niveles de complejidad, que ubica e identifica a cada aeronave en el espacio aéreo.

A lo largo de un vuelo completo, hay diferentes tipos de controladores que intervienen en algún momento. Cada uno de ellos atiende a una fase de la operación de las aeronaves.

Cuando el avión todavía se encuentra en tierra, hay unos profesionales que son los encargados de dar las autorizaciones a los planes de vuelo de los aviones salientes; son los controladores de autorizaciones (CLD). Mientras no exista esa aprobación, el avión deberá permanecer inmóvil en su punto de estacionamiento en el aeropuerto.

Por su parte, el controlador de tierra (GND) es quien se encarga de guiar al avión desde que se pone en marcha hasta la zona de espera previa al despegue. O, a la inversa, una vez aterrizado, desde que sale de la pista y hasta que llega a su punto de estacionamiento y parada de motores. Uno de los cometidos del GND es estar al tanto e informar al piloto sobre las incidencias que acontecen en superficie, así como del tráfico de vehículos auxiliares. Pensemos que en cualquier aeropuerto, especialmente los más grandes, existe un flujo continuado de vehículos de tierra dedicados a pasajeros (jardineras), tripulaciones, equipajes, catering, combustible, limpieza, seguridad, emergencias, control, guía o mantenimiento.

Una vez el avión ha llegado a la cabecera de pista debe esperar hasta que le autoricen a iniciar la maniobra de despegue. Quien lo hace es el controlador de torre (TWR), que es quien controla las reglas de vuelo visual en el entorno del aeropuerto. Ninguna aeronave puede iniciar cualquiera de ambas maniobras, despegue o aterrizaje, sin su autorización. Entre sus tareas está facilitar a los pilotos información actualizada sobre la meteorología, trabajos o incidencias en el entorno de la pista o cualquier otro parámetro que pueda afectar a la operación.

Cuando el avión ya ha levantado el vuelo o, en el caso de una llegada, hasta justo antes de aterrizar, quien está a cargo de la aeronave es el controlador de aproximación (APP). Su papel es clave para enlazar la ruta de los aviones desde/hacia las pistas del aeropuerto hacia/desde las aerovías o rutas aéreas.

La salida de un avión y su incorporación a una aerovía no es compleja. En todos los aeropuertos existen rutas prefijadas para que los aviones lleguen rápidamente a cualquiera de las aerovías de su entorno. Esas vías aparecen reflejadas en las Cartas de Salida Normalizada o SID (Standard Instrument Departure). El papel del APP finaliza en el momento en que el avión se incorpora a su ruta, cediendo el control de la aeronave al siguiente controlador, como veremos más adelante.

El proceso de aproximación al aeropuerto es bastante más complejo. La referencia para ir desde las distintas aerovías hasta el aterrizaje son las Cartas de Llegada Normalizada, STAR (Standard Terminal Arrival Chart). Este proceso es especialmente delicado para el controlador de aproximación, pues consiste en llevar a los aviones desde las diferentes aerovías hasta su incorporación a una fila única y ordenada antes de su aterrizaje. En esa hilera convergen los aviones que, procedentes de diversas rutas, van a aterrizar en la misma pista. La dificultad adicional reside en que cada aeronave tiene una velocidad y un tamaño diferentes, lo cual es necesario tener presente para que no se molesten unas a otras en todo el proceso de aproximación a la pista. Por ejemplo, en relación con la velocidad, es evidente que no se puede colocar un avión lento delante de otro rápido, pues lo alcanzaría. En lo que se refiere al tamaño (y consecuente masa) de cada aeronave, hay que tener presente la generación de turbulencias en su parte posterior. Especialmente cuando se trata de los aviones más grandes, hay que dejar una distancia de seguridad para que la siguiente aeronave no se vea afectada. A veces esa separación debe ser de muchos minutos.

Las zonas donde se produce todo este ajetreo se denominan CTR (Controlled Traffic Region o Región de Tráfico Aéreo Controlado) y se trata de espacios asociados a los aeródromos que tienen como objeto proteger las salidas y las entradas IFR (vuelo instrumental). Una CTR puede incluir uno o varios aeropuertos cercanos. Sus límites laterales se suelen extender cinco millas náuticas desde el centro del aeródromo.

Finalmente, tenemos la figura del controlador de ruta o área (ACC) que es quien se encarga de controlar el resto del espacio aéreo, haciéndose cargo de los tráficos establecidos a cada nivel de vuelo. En general, las áreas de control están distribuidas y organizadas de forma independiente dentro de cada país y sujetas a una normativa común. Los procedimientos para transferir el control de las aeronaves entre áreas colindantes, pero de países diferentes, están plenamente definidos por acuerdos internacionales y/o bilaterales.

Una aeronave en vuelo está vigilada en todo momento por un controlador, al que el transpondedor del avión le informa sobre su identificador, velocidad, rumbo, altitud, posición, matrícula, número de vuelo y compañía. No es sencillo perderse.

En efecto, son muchos los profesionales que intervienen directa e indirectamente para que nuestro vuelo transcurra con la mayor normalidad posible y, entre ellos, los controladores juegan un papel fundamental. Feliz vuelo.

Air traffic control tower

 

 

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