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Concentración de aeropuertos

Vicente Padilla

Vicente Padilla

AERTEC / CEO & Founder

 

Demasiados cocineros estropean el caldo. Demasiados aeropuertos en una misma región, ¿pueden estropear el negocio del transporte aéreo de dicha región? Soy un defensor de la libre competencia. En mi opinión, es positivo en la mayoría de los casos… hasta cierto punto. Demasiados aeropuertos en una región pueden ser contraproducentes. Podría socavar los intereses de los pasajeros.

En ocasiones da mejor servicio a una región un único aeropuerto que varios haciéndose la competencia.

Hay muchas regiones de Europa donde podemos encontrar varios aeropuertos en un radio de menos de 100 kilómetros. Obviamente, la densidad de población es la clave para determinar el número de aeropuertos que una región puede soportar.

Por ejemplo, en Italia, podemos encontrar siete aeropuertos en el espacio que discurre entre Milán y Venecia, menos de 300 kilómetros. Esta región es una de las más ricas y más densamente pobladas de Europa. Los aeropuertos de Bérgamo, Milán-Linate y Venecia-Marco Polo gestionan 8 millones de pasajeros al año. Verona y Treviso mueven más de 2.000.000. El aeropuerto de Milan-Malpensa, con más de 18 millones de pasajeros, ofrece conexiones internacionales a nivel mundial. Sólo el aeropuerto de Brescia no opera al nivel de los demás. Los pasajeros de la región disfrutan de una rica variedad de opciones como resultado de una competencia saludable.

Pero éste no es siempre el caso. La región del noroeste español, Galicia, con una población de menos de 3 millones de personas, tiene tres aeropuertos en un radio de 80 kilómetros. Dos de ellos, los de La Coruña y Vigo, gestionan alrededor de 800.000 pasajeros al año. El aeropuerto de Santiago es el único que gestiona más de 2 millones de pasajeros. Más de un aeropuerto en una región determinada, con cifras de tráfico de pasajeros por debajo del millón, es un indicador de que hay demasiados aeropuertos.

En algunos casos, los habitantes de una región tendrían acceso a más destinos si sólo hubiera un único aeropuerto operando en el área. Paradójicamente, un exceso de competencia puede dar lugar a que algunos de los destinos potenciales no estén cubiertos. Esto ocurre si ninguno de los aeropuertos es capaz de atraer suficiente tráfico de manera que garantice a la aerolínea que el destino sea rentable. Como resultado, los pasajeros locales se ven obligados a viajar a través de los aeropuertos intermedios para llegar a su destino final. En Galicia, los viajeros tendrían acceso a más destinos si el Aeropuerto de Santiago – el más activo y el más céntrico – fuera el único aeropuerto en funcionamiento en la región. Los vuelos directos a París o Roma, sin tener que viajar a través de Madrid, podrían convertirse en una realidad.

Las autoridades locales deben ser conscientes de que el tiempo mínimo de viaje desde casa hasta el destino final – y no el tiempo de conducción mínimo desde casa hasta el aeropuerto más cercano – es lo que realmente desean los pasajeros. A veces un único aeropuerto puede dar mejor servicio a una región que tres.

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